24. DERECHO PENAL Y PERSONAJES DEL FUTURO REMOTO

24. Derecho Penal y Personajes del Futuro Remoto.

 

Los días de Matilde transcurrían tranquilamente en su casa, estudiando y preparando la conferencia que se avecinaba inexorablemente. Había ya preparado gran parte de lo que diría pero le faltaba lo esencial, a saber, la propuesta de una política realista y eficiente para abordar el problema de la delincuencia, cuya adecuada solución pensaba que era una condición necesaria para la consolidación del orden social y para que los ciudadanos pudieran recuperar el control de la política.

Había recibido y escuchado los registros de todas las sesiones de sus amigos investigadores del IFICC. Había dedicado largas horas a estudiar por su cuenta el Derecho Penal de varios países. Tenía en mente las conversaciones que sobre el tema mantuvo con su hermano Ambrosio, con Juan Solojuán y con Tomás Ignacio Larrañiche. No le quedaba sino la tarea de aterrizarlo todo en una propuesta, en la que debía adicionalmente emplear toda su imaginación de escritora de ciencia ficción.

Con todo ello en mente la propuesta fue adquiriendo forma y contenidos. Se trataba de aplicar en la solución del problema: el conocimiento científico, con particular referencia a la biología, la neurociencia, la medicina y la psiquiatría; los avances de la tecnología, especialmente en los campos de la información y las comunicaciones; y las orientaciones que podían recabarse de las sabidurías espirituales, con énfasis en las experiencias de educación moral.

Los objetivos directos a lograr mediante un nuevo sistema penal, había concluido Matilde después de un amplio estudio del tema, son dos: Uno, impedir que las personas que han incurrido en crímenes y delitos vuelvan a delinquir. Dos, re-educarlas y sanarlas, de modo que dejen de ser delincuentes y se conviertan en personas útiles, facilitando su reinserción armónica en la sociedad.

El encierro de los delincuentes en cárceles es una mala forma de enfrentar el problema, por ser excesivamente costosa para la sociedad, dañina para la persona del encarcelado en cuanto la convivencia continua entre delincuentes conlleva aprendizajes negativos, les refuerza la cultura del delito y les dificulta la rehabilitación. Por eso —concluyó Matilde —la cárcel debe reservarse para casos de extrema gravedad, en los que es indispensable aislar al delincuente para impedirle físicamente que atente contra la vida de otras personas.

Sin embargo, es conveniente y en muchos casos necesario reducir la libertad de movimientos y de acción de los delincuentes, con el fin de impedir que reincidan en sus crímenes. Esto se puede realizar con medios tecnológicos que permiten una estricta vigilancia del delincuente, el control de sus desplazamientos, la restricción de sus comunicaciones y la advertencia a la población de su presencia amenazante. Imaginó que no era difícil que el delincuente condenado fuese identificado instalándole en su tobillo un aparato electrónico que emita constantemente una alarma sonora y una señal luminosa de advertencia (de distintos colores según la gravedad de sus delitos), y que le impida o restrinja sus comunicaciones.

Como los condenados de este modo quedarían enfrentados a la dificultad de ganarse la vida, la sociedad podría crear recintos especiales donde los delincuentes puedan acudir para dormir, alimentarse y realizar actividades laborales y de aprendizaje. Estas unidades podrían constituirse además, como verdaderos talleres-escuela de rehabilitación y reinserción.

En cuanto a la duración y la intensidad del castigo, Matilde imaginó un sistema de “puntos malos” y de “puntos buenos”. Cada delincuente, como penalización de sus delitos, obtiene un puntaje negativo correspondiente a la gravedad que el juez considere que le corresponde. El paso del tiempo sin delinquir iría eliminando ‘puntos malos’. Pero además, el delincuente puede acelerar su rehabilitación obteniendo ‘puntos buenos’ que eliminen los malos, realizando actividades meritorias y de rehabilitación activa. Otorgarían ‘puntos buenos’, por ejemplo, la plantación y cuidado de árboles, la realización de trabajos de limpieza y ornato u otros servicios a la comunidad. También se obtendrían ‘puntos buenos’ leyendo libros de valor pedagógico, cuya comprensión sea debidamente certificada mediante exámenes; o realizando cursos de capacitación en temas de interés social, o que habiliten para trabajos socialmente útiles.

Además de los medios tecnológicos, la recuperación y reinserción de los delincuentes puede ser notablemente ayudada por las ciencias médicas, la psiquiatría, la neurociencia y la farmacología. Estas disciplinas han desarrollado formas exitosas de curación de la drogodependencia, que es causante de numerosos delitos, así como medios de corrección de ciertos desórdenes graves de la conducta, como la agresividad extrema o la tendencia a dañar al prójimo, a destruir bienes de beneficio social o a apropiarse de lo ajeno. Matilde pensó que, al referirse a estos medios, debía ser enfática en indicar que la difusión excesiva de ellos pudiera conllevar la reducción de la libertad de los ciudadanos, por lo cual solamente debieran ser aplicados en democracia política y existiendo un poder estatal y judicial subordinado al control ciudadano, y con supervisión científica y médica.

Además de los medios tecnológicos y médicos de control y rehabilitación de los delincuentes condenados, Matilde asignaba en su propuesta gran importancia al desarrollo del conocimiento, de la formación emocional, de la educación moral y de las prácticas de sanación espiritual. En este sentido, la propuesta consideraba no dejar exclusivamente al Estado y a sus órganos judiciales la cuestión de la delincuencia, buscando en cambio que sea asumido como un problema en cuya solución pudieran participar la sociedad civil y las organizaciones sociales. De paso, se avanzaría así en la superación histórica de la separación existente entre dirigentes y dirigidos, gobernantes y gobernados, empoderados y subordinados.

Al llegar Matilde a este punto su imaginación la llevó a los escenarios que estaba construyendo imaginariamente para su futura novela, a la que había dado provisoriamente el título “La Transvaluación”, aquél evento sorprendente con el que concluiría la trama argumental. Porque así como había proyectado un nuevo Derecho Penal en el que confluían las tecnologías de la información y las comunicaciones, las ciencias médicas y biológicas, y la sabiduría moral y espiritual, así mismo su novela futurista ambientada en un milenio posterior, veía a la humanidad profundamente transformada por la acción de esas mismas tres vías, desarrolladas al máximo, a través de las cuales la humanidad buscaba y lograba la superación de sus límites naturales.

 

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Encendió el transcriptor de voz y continuó describiendo en la pantalla el nudo conflictual de su próxima obra literaria.

Personajes principales:

Azul Radiante: joven mujer de 17 años, del grupo de los Espíritus Cordiales (EC). En una de sus escapadas del campo, paseando por la ciudad, se encuentra con Halcón Valiente, joven de 20 años del grupo de los Potenciados Vitales (PV), que desde hacía una semana se paseaba por los parques, ensimismado, desertando de una importante contienda deportiva en la que sus instructores y familiares esperaban verlo triunfar.

Azul Radiante se enamora de Halcón Valiente, que se empeña en seducirla sexualmente haciendo delante de ella sorprendentes demostraciones de fuerza y agilidad, que realzan la belleza de su cuerpo varonil.

Entre Azul Radiante y Halcón Valiente se entabla un diálogo muy curioso que pone en evidencia la impresionante diferencia que existe entre sus respectivas culturas, modos de pensar, de sentir, de actuar y de relacionarse. Mientras Halcón Valiente realza los valores deportivos y hace alarde de las potencialidades y placeres del cuerpo, Azul Radiante se esfuerza en mostrarle la nobleza superior de las virtudes espirituales y las grandezas que pueden alcanzarse en las experiencias poéticas y místicas.

Rank Poketor, muchacho de 20 años del grupo de los Full Informatizados (FI), caminando distraído por una calle principal de la ciudad, es derribado involuntariamente por Estrella Espléndida, una joven de unos 17 años, del grupo de los PV, que avanzaba en dirección contraria practicando saltos en altura, que le hubieran permitido pasar fácilmente por sobre la cabeza de Rank si lo hubiera visto. Ella le ayuda a levantarse, le da sus excusas por haberlo arrastrado en sus brincos y lo invita a una presentación gimnástica hacia la cual se estaba dirigiendo.

Rank queda prendado de la belleza del rostro y la perfección del cuerpo de Estrella, por lo que decide acompañarla, aduciendo que desde hacía varios años no presenciaba espectáculos deportivos ni demostraciones de fuerza y agilidad. Conversando en el camino hacia el estadio deportivo, Rank se sorprende del escaso desarrollo del pensamiento abstracto que pone en evidencia la joven, mientras Estrella por su parte siente pena por el muy limitado desarrollo corporal del joven que jadeante y con dificultad intenta no quedarse atrás y mantenerse a su lado.

Agustín Aquinatis, del grupo Espíritus Cordiales (EC) de unos 20 años, movido por el celo apostólico entra a un Cyber público con la intención de encontrar algún joven del tipo FI con el cual conversar. Observa que en uno de los cubículos trabaja concentradamente una joven mujer que con agilidad extraorinaria acciona la información y las imágenes de la pantalla tridimensional con leves movimientos de las manos, los ojos, los labios y las orejas. La espera pacientemente, y cuando ella sale del local la aborda pidiéndole una información.

Ella se llama Borka Zoftwas, tiene 22 años y es una destacada estudiosa de la inteligencia cósmica. A partir de ese encuentro, motivados ambos por compartir sus tan diferentes saberes, comienzan una amistad intelectual no exenta de cierto recíproco atractivo emocional.

Cada uno de estos personajes comienza exponiendo a sus nuevos amigos las cualidades de su grupo de pertenencia, sus propias experiencias que valoran y sobre las cuales alardean, intentando mostrarse seguros y felices del modo en que viven y en lo que son. Pero poco a poco comienzan a mostrarse unos a otros sus frustraciones, las limitaciones que les imponen sus particulares desarrollos unidimensionales.

Este sinceramiento genera emotivos diálogos que van dando lugar a situaciones angustiantes en cuanto los jóvenes, invitados mutuamente a conocer y compartir en sus muy diferentes ambientes, se ven enfrentados a situaciones que les son desconocidas y sorprendentes, y para las que no están preparados.

Matilde leyó el texto que había dictado y sintiéndose conforme con el avance realizado ese día en la preparación del argumento y de los personajes de su novela, cerró el transcriptor y volvió a concentrarse en el estudio necesario para su conferencia.