9. FUTURO REMOTO

9. Futuro remoto (2).

 

Matilde despertó con un gran estruendo. Instintivamente se cubrió bajo las frazadas. Cuando sintió las sirenas de la polícía que pasaban frente a su casa, seguidas por el ulular de los bomberos, se tranquilizó pensando que todo aquello era parte de la táctica que la CIICI desplegaba para amedrentarla. Supuso que todo el vecindario se habría igualmente alarmado y que sus vecinos estarían despiertos tratando de comprender lo sucedido, por lo que decidió comunicarse con varios de ellos mediante el sistema de vigilancia y protección ciudadana. Todos habían escuchado la explosión pero nadie había sido afectado. Parecía que fue una bomba de ruido que se hizo explotar en el parque, porque nadie reportó daño alguno en sus viviendas y las cámaras de vigilancia no registraron ningún movimiento sospechoso.

Había perdido completamente el sueño, por lo que decidió ir a la cocina a servirse un café. Con éste en la mano fue a sentarse a su sillón preferido. Encendió la pantalla y apareció el texto con los apuntes iniciales para su próxima novela, que había dictado hacía varios días y que quedaron interrumpidos por la inesperada visita de la psiquiatra Morgado.

Tantos distractores que había tenido desde entonces le habían hecho olvidar lo que había escrito. Lo leyó desde un comienzo y decidió continuar con el registro de la ambientación que había imaginado que pudiera ser la situación del mundo un milenio después, a mediados del siglo XXXI. Ya había descrito los contextos ecológico, demográfico y económico en que se desenvolverían los personajes de su novela. Encendió el transcriptor de voz y comenzó a dictar:

Contexto político: El Estado, tal como fue conocido entre los siglos XVI y XXIII ha dejado de existir. No existe una burocracia gobernante ni una clase política que representen a los ciudadanos y concentren el poder. No existe la diferencia entre gobernantes y gobernados, ni entre dirigentes y dirigidos, que caracterizó a la humanidad durante casi toda la historia. Los ciudadanos organizados autónomamente en la sociedad civil se autoregulan y mantienen el control sobre sus condiciones de vida, siendo enteramente inútil y contraproducente algún organismo, institución o clase gobernante que se levante por sobre los ciudadanos. Lo que se llama todavía ‘estado’, lo que queda de él, es un texto constitucional y legal que tiene ahora vigencia mundial, por el que se rigen y orientan las personas, las agrupaciones humanas y los resabios de las antiguas nacionalidades, en sus recíprocas relaciones. Dicha legislación es actualizada cada seis años mediante una gran consulta mundial, que se realiza empleando medios tecnológicos sumamente avanzados que permiten que todas las personas emitan sus opiniones y decisiones. Ocasionalmente se someten a debate universal aquellas situaciones o problemas nuevos que requieren ser resueltos por acuerdo.

Las sirenas de los carros policiales que pasaban frente a su casa distrajeron a Matilde. Pero fue sólo un momento. Continuó dictando:

En las consultas plebiscitarias participan todas las personas mayores de 12 años, teniendo sus opiniones el mismo tratamiento y valoración; pero en las decisiones finales el voto de cada uno es ponderado según las edades, conforme a los siguientes rangos: entre los 12 y hasta los 18 años el voto se pondera con valor 0.6, en consideración de la menor experiencia y madurez de la adolescencia ; de 18 a 80 años el valor es la unidad; de 80 a 100 años la ponderación asciende a 1.2, en atención a la mayor sabiduría y experiencia que se espera en esa avanzada edad. Pero desde los 100 hasta los 120 años el voto retorna a valer 1.0, y sobre 120 la ponderación del voto se iguala a la de los adolescentes, en consideración de ciertos deterioros mentales que comienzan a ocurrir a los muy ancianos, y a que las decisiones que se adopten socialmente recaerán sobre ellos durante un más breve período de sus vidas.

Este sistema decisional se había establecido fijando los porcentajes indicados a lo largo de un proceso de maduración de la conciencia colectiva que se prolongó por casi dos siglos. La primera modificación del sistema tradicional “un hombre, un voto”, se produjo cuando se decidió abrir la participación de los adolescentes, en atención a sus demandas y considerando que la participación es importante en el proceso de aprendizaje cívico. Inicialmente se fijó para el rango etáreo de 12 a 18 años una ponderación de 0.25, con lo que el voto de cuatro adolescentes equivalía al de un adulto. Esta proporción fue subiendo en la medida que se comprobó que el aprendizaje esperado y la correspondiente responsabilidad de los adolescentes se cumplía realmente. El segundo cambio derivó de un debate colectivo que llegó a reconocer el valor de la experiencia y de la sabiduría que se alcanza con los años. Criterio que fue modificado al comprobarse científicamente que pasados los 120 años cierto deterioro mental era inevitable, no obstante los avances logrados por la medicina cerebral.

Matilde se levantó y fue a su habitación. En el velador había varios libros. Tomó uno y volvió al trabajo que estaba realizando. Dictó:

La igualdad y la diversidad, una cuestión a desarrollar en la novela y que se profundiza a lo largo de la narración: Poner en evidencia que la ponderación del voto no contradice el principio fundamental de la igualdad ante la ley, ni de la igualdad esencial o de naturaleza de los seres humanos. Ello porque la ponderación por edades pone a todas las personas en igualdad de condiciones, dado que todos pasamos por las distintas edades. En tal sentido, la ponderación por edades reconoce la diversidad biológica, intelectual, psicológica y social como situaciones diferentes por las que pasa todo ser humano considerando su proceso de desarrollo.

La cuestión de la igualdad/diversidad se profundizará en relación a las tres grandes tendencias evolutivas que se habrán manifestado en la especie humana al comenzar el cuarto milenio. Tener muy en cuenta lo expresado por Antonio Gramsci en Los Cuadernos de la Cárcel:

La escritora buscó en el libro que había traído de su habitación y leyó unas frases que de inmediato aparecieron en la pantalla:

Dice Gramsci: “Encontrar la identidad real bajo la aparente diferenciación y contradicción, y encontrar la sustancial diversidad bajo la aparente identidad, es la más delicada, incomprendida y no obstante esencial dote del crítico de las ideas y del historiador del desarrollo histórico”. El concepto de igualdad que hay que elaborar como fundamento de un nuevo orden, no debe limitarse a poner a los hombres en una común relación con el derecho y la propiedad, sino que debe llegar a teorizar las potencialidades de la autoconciencia y autodirección de los individuos, como elementos estructurantes de la colectividad. La colectividad debe concebirse como producto de una elaboración de voluntad y pensamiento colectivos, alcanzado a través del esfuerzo individual concreto, y no por un proceso fatal extraño a los individuos: por tanto, la obligación de la disciplina interior y no solamente de aquella externa y mecánica”.

Matilde dejó el libro sobre la mesa. Se levantó y fue a la cocina a servirse un té caliente. Cortó unas rodajas de limón y las puso en la taza humeante. Con ésta en la mano volvió a instalarse frente al transcriptor.

Destacar al respecto: 1. La igualdad no como algo dado, sino como un concepto que hay que elaborar, lo que supone e implica un trabajo intelectual comprensivo y complejo. Mostrar que la igualdad no es la simplista uniformidad, homogeneidad o estandarización, que es la igualdad que corresponde a las cosas que no tienen vida ni conciencia. Tratándose de seres humanos, la igualdad se realiza respetando e incluso potenciando la diversidad de las personas y su intrínseca libertad para decidir por sí mismas.

2. El concepto de igualdad, reelaborado, es uno de los fundamentos de un nuevo orden social, de una nueva civilización; pero es restrictivo pensar la igualdad en términos de una igual relación con los derechos. La igualdad a la que aspiran los seres humanos no es solamente la igualdad formal que se expresa como ‘igualdad ante la ley’ y como ‘igualdad de derechos y de oportunidades’, sino que es una igualdad ‘sustantiva’ y experimentada subjetivamente por cada uno.

3. La igualdad se hace posible establecer en un nivel de desarrollo humano superior al actual, en cuanto implica el potenciamiento de la autoconciencia y de la capacidad de autodirección de los individuos. En efecto, mientras exista distinción y separación entre dirigentes y dirigidos, y entre organizadores y subordinados, no habrá verdadera igualdad. Pero la superación de esas distinciones sólo se realiza cuando todas las personas adquieran plena autonomía y capacidad de autogobernarse. La autoconciencia y la autodirección de los individuos, esto es, la autonomía y libertad de las personas, han de ser las bases sobre las cuales se construya, organice y estructure la vida social.

Los carros policiales no dejaban de pasar frente a su casa. La escritora se asomó al balcón, y cinco minutos después comprobó que eran siempre los mismos dos vehículos que pasaban una y otra vez. ¡Qué tontos son! La distracción la llevó a escribir sobre el tema que ya había decidido enfocar en su conferencia; pero aquí no estaba pensando en el presente sino imaginando el futuro remoto sobre el que versaría su próxima novela. Dictó:

Sobre el derecho penal: En las circunstancias en que se cometen delitos o que las leyes no son respetadas, se reúne o se conecta informáticamente la comunidad local o el conjunto de las personas o grupos afectados por el hecho, que toman conocimiento del caso, lo analizan y después de madura reflexión deciden la acción a seguir, sea como castigo para el sujeto que incurrió en la falta o cometió el delito, sea como reparación para los afectados por éste.”

Matilde desconectó el transcriptor de voz y pulsando un botón extendió el sillón hasta dejarlo tendido. Se dió cuenta de que en el bosquejo de la novela que estaba imaginando proyectaba sus propios ideales en la formulación de una utopía social. Pero en su narración del futuro remoto debían aparecer también sus propios temores, y proyectar las amenazas que eran parte del presente histórico y que pudieran extenderse y multiplicarse en el futuro.

Apagó también la pantalla percatándose de que era noche. Poco a poco el ensueño de escritora se fue convirtiendo en el sueño de una mujer cansada. Se quedó dormida. Dos horas después se despertó, angustiada por una pesadilla en que se daba una extraña combinación de sucesos protagonizados por los personajes de la CIICI que había conocido esos días y por sus amigos del CCC, pero no ubicados en el presente sino en un mundo futuro lejano en que, sin embargo, ella misma era una adolescente. En el sueño sus ideales y temores se manifestaban en un angustiante combate entre el bien y el mal en el que ella tenía la obligación de tomar una decisión muy difícil de la que dependería el curso de la historia.