14. Futuro remoto (3) e invitación.
Matilde permaneció en su casa los días siguientes porque temía sufrir algún nuevo incidente que pudiera preparar la CIICI para atemorizarla. Pero la Central de Inteligencia, Información y Control Ideológico no permaneció inactiva en su intento por amedrentarla. A ella y, como un efecto también deseado, a toda la ciudad. Los disparos y bombazos, las sirenas de la polícía y del cuerpo de bomberos, las alarmas de las casas, se incrementaron en intensidad y frecuencia, al tiempo que los medios de comunicación controlados por el gobierno emitían noticias alarmantes sobre asaltos, robos con violencia, persecusiones y enfrentamientos entre policías y delincuentes, en los que predominaban los éxitos policiales y el encarcelamiento de los sospechosos.
Mientras se creaba y difundía este clima que alarmaba a la población, curiosamente los delitos reales de que eran víctimas las personas disminuyeron notoriamente, debido a que los despliegues policiales y las noticias sobre la detención de los maleantes atemorizaban de manera especial a los delincuentes, que preferían no exponerse cometiendo nuevos delitos, optando por esperar que el ambiente se calmara.
Los vecinos conversaban y trataban de intercambiar noticias sobre lo que estaba ocurriendo en sus barrios; pero lo que casi todos comentaban era que en sus casas y en las calles y plazas que frecuentaban, no había testigos de ningún hecho delictual, que todo estaba tranquilo, y que estaban sorprendidos por los tan frecuentes despliegues policiales. La estrategia organizada por el coronel Ascanio Ahumada estaba teniendo efectos que no había esperado.
Matilde, despreocupada y ya empezando a acostumbrarse al ruido de las sirenas y de las alarmas pudo dedicar más tiempo a continuar bosquejando su novela. En la pantalla en que dictaba sus apuntes podían ahora leerse nuevas anotaciones, en las cuales se reflejaban algunas de las ideas que le había sugerido la lectura de la grabación de sus amigos del Instituto.
“Caracterización del marco social del conflicto:
En mil años de desarrollo del conocimiento científico, de las tecnologías y de la espiritualidad, la especie humana habrá evolucionado y cambiado a un ritmo sin precedentes en la historia. Durante los milenios anteriores, las transformaciones realizadas por los seres humanos se verificaban en el entorno y el ambiente en que vivían, cuales fueron el surgimiento de la agricultura, la formación de grandes ciudades con edificaciones y urbanizaciones que facilitaban el transporte, el comercio y la industria, el desarrollo de las instituciones económicas, políticas y culturales que incrementaban el bienestar social, así como la creación y producción de herramientas, máquinas e implementos de todo tipo que aumentaban la eficiencia de sus actividades. Pero desde los comienzos del siglo XXII las innovaciones y transformaciones más notables comenzaron a manifestarse en los seres humanos mismos.
De esta manera, en los siglos sucesivos se fue verificando una serie de verdaderas ‘mutaciones antropológicas’, esto es, cambios que ya no consistían en alteraciones del mundo exterior, sino que afectaban al propio ser humano, sobre el cual se concentró la innovación y la transformación.
Un efecto importante de esta orientación del desarrollo hacia el ser humano mismo, que lo fue perfeccionando en su cuerpo y en sus sentidos, en su mente y en su intelecto, y en su espíritu y sus búsquedas de trascendencia, fue que se hizo notablemente menos necesario producir y consumir cosas, objetos exteriores a los sujetos, para que las personas se sintieran satisfechas y realizadas. Lo que satisfacía sus necesidades y aspiraciones lo encontraban ahora las personas en ellas mismos, en el despliegue de sus propias potencialidades y en sus mutuas relaciones personales, y ya no en cosas externas que vinieran a llenar sus vacíos, como había ocurrido durante siglos y milenios de historia económica. El fenómeno del consumismo, que había arrastrado a la humanidad hasta el borde mismo de su propia extinción por haber sobre explotado los recursos del planeta, había sido superado y enterrado definitivamente en el pasado.”
La interrumpió el intercomunicador. Aceptando el llamado, el texto recién escrito se desplazó hacia el ángulo inferior izquierdo de la pantalla y en esta apareció la figura de Lucila, la esposa de Ambrosio.
—Querida amiga ¿cómo estás? ¿Y Ambrosio? ¿Algún problema? ¿A qué se debe esta llamada?
—Ambrosio y yo estamos bien. Te llamo porque en estos días de tensión que estamos viviendo creo que es bueno relajarnos un poco, y por eso estoy organizando un encuentro entre viejos amigos de juventud, el próximo domingo al almuerzo, en nuestra casa. Será también la ocasión para celebrar un poco el premio que le otorgaron a Ambrosio en París. Pero la idea es encontrarnos a comer y tomarnos unos buenos tragos, cantar viejas canciones y conversar, como en aquellos buenos tiempos de nuestra juventud. ¿Qué te parece?
—¡Magnífico! Tú como siempre atenta a todo. Ya me imagino a quienes estás invitando, así que no te lo pregunto. Si es como en aquellos buenos tiempos, llevaremos cada uno algo para compartir ¿no es así?
—Pues, Gabriel que como sabes es un cocinero entusiasta, dice que se encargará de preparar el ‘guiso para filósofos’ que tanto le gusta a Ambrosio y que le recuerda al chef José que en paz descanse, que lo inventó especialmente para él cuando era su ayudante de cocina en el restaurante donde también yo trabajé de mesera mientras estudiaba en la Universidad. Nosotros nos encargaremos del postre, y seguro que varios llevarán buenos vinos, aperitivos y bajativos.
—Entonces yo me encargo del café, que acabo de proveerme para varios meses porque tuve la suerte de encontrarlo de muy buena calidad.
—¡Excelente! Entonces nos vemos el domingo.
—El domingo, Lucila querida, llegaré sin falta y con mucho ánimo de pasarlo bien.
La imagen de Lucila desapareció de la pantalla, que fue nuevamente ocupada por el texto que Matilde había dictado. Leyó lo escrito y en seguida continuó dictando:
“La transformación y perfeccionamiento de la especie humana no habrá seguido un curso único sino tendencias diversificadas, manifestándose tres orientaciones evolutivas claramente definidas. Todas ellas, guiadas por la búsqueda que han realizado a lo largo de los siglos las personas y sus agrupamientos, persiguiendo ‘ser más’ que lo que son, o como decía Nicolás de Cusa, siguiendo la tendencia a existir de un modo superior al que se manifiesta en la condición presente de la naturaleza humana.
Proceso en el que está en juego también la búsqueda de la felicidad, hacia la que somos movidos por las que Agustín de Hipona llamaba la líbido sentiendi o el placer de los sentidos y de la imaginación, la líbido dominandi o el placer del dominio y de la voluntad, y la líbido sciendi o el placer del conocimiento y del intelecto.
Una línea evolutiva –en correspondencia con la líbido dominandi– se habrá dado en base a la bio-informática y sus aplicaciones tecnológicas en los medios de información y comunicación, que habrán llevado al máximo cuatro principales dinámicas convergentes: la creación de realidades virtuales con las cuales las personas pueden interactuar mental y físicamente; el desarrollo de la inteligencia artificial; el establecimiento de nexos permanentes entre el cerebro y los aparatos de computación y aprendizaje electrónico; y la densificación de las conexiones móviles que comunican e insertan a los individuos en redes y comunidades virtuales bio-dinámicas. A través de la multiplicación de las informáticas y las intercomunicaciones, los individuos Full Informatizados habrán acrecentado sus capacidades de control y dominio, de modo que todo lo que podría ser imaginado como deseable lo fueron realizando mediante la creación de un mundo de realidades virtuales. Como consecuencia de esta línea evolutiva, aproximadamente un 45 % de la población mundial se distinguía a simple vista por andar con la cabeza rapada, cubierta de cascos y de pequeños dispositivos electrónicos conectados al cerebro, anteojeras y espejos magnéticos, audífonos y ecosónicos cuánticos. Se vestirán con un sofisticado conjunto de prendas plásticas multifuncionales provistas de múltiples accesorios que regulan a voluntad los movimientos de las piernas, los pulmones, el corazón y los órganos sexuales. Sus múltiples aparatos emiten luces intermitentes y ondulantes de distintos colores, vibraciones de diferentes amplitudes de onda y sonidos de variables tonos.
Otra línea evolutiva –en correspondencia con la líbido sentiendi– se habrá dado con el desarrollo científico de la Bio-Ingeniería Genético-Molecular (la BIGM) basada en la epigenética, la genética molecular, la biología de partículas y la medicina mitocondrial y endoplasmática. Los Potenciados Vitales, individuos genéticamente modificados porque han decidido seguir esta dirección evolutiva, se caracterizan por una gran variedad de rasgos somáticos, predominando a nivel visible cabezas voluminosas, rostros armónicos, ojos grandes, orejas coniformes y caracoladas, brazos y piernas largas, musculosas y altamente flexibles, torsos fuertes y órganos sexuales prominentes. Este grupo, que abarcará aproximadamente un 35 % de la población, se deja gran parte del cuerpo descubierta o se cubre con prendas semi-transparentes. Se desplazan rápidamente, expresan sus afectos y sus deseos abiertamente, sonríen constantemente y hablan y cantan en voz alta y sin restricciones.
El tercer grupo de personas –en correspondencia con la líbido sciendi– habrá evolucionado por la vía del desarrollo de la razón, la filosofía, la espiritualidad y la experiencia mística. Son personas delicadas, generosas y amorosas en sus relaciones personales, amantes de los animales y de las plantas. No tienen rasgos externos que los hagan diferentes de como eran las personas en los siglos anteriores, pero se distinguen por vestir túnicas de diferentes colores y texturas. Muchos varones se dejan crecer la barba y a menudo las mujeres adornan sus rostros con hojas y pétalos de flores coloridas y aromáticas. Viven en comunidades y aldeas en zonas rurales y desérticas, en contacto vital con la naturaleza. Caminan pausadamente, son silenciosos y hablan en voz baja y dejando caer lentamente las palabras. Este grupo, conocido como los Espíritus Cordiales constituyen aproximadamente el 20 % de la población.”
Matilde apagó el transcriptor de voz, decidida a dejar hasta ahí su trabajo del día. Pero en seguida lo encendió nuevamente y agregó:
“Debo evitar caricaturizar los tres tipos humanos y describir en forma más precisa y variada a sus integrantes, en base a un estudio cuidadoso de las diferentes tendencias que dan origen a estos tipos humanos, y profundizando en sus características físicas, psicológicas y morales. A través de los personajes que los representan, identificaré también las diferencias existentes al interior de cada grupo, teniendo especialmente en cuenta los mayores o menores niveles de desarrollo personal alcanzados por los individuos en cada ámbito, y sus correspondientes relaciones sociales.”
Decidió comenzar por el estudio de la inteligencia artificial, para lo cual compró en la red tres libros de divulgación recomendados por el IFICC en su servicio de orientación bibliográfica. Después de leer un par de capítulos del primer libro, suspiró hondamente, extendió el sillón y cerró los ojos, empezando a soñar despierta con personajes y escenas del mundo imaginario que estaba elaborando; una ensoñación que continuó con extrañas derivaciones oníricas al quedarse profundamente dormida. En el sueño aparecía su amigo Juan Solojuán, pero no de 80 años que eran los que tenía, sino celebrando su cumpleaños 140. Soñó que mientras lo besaba apasionadamente el hombre sufríó un gravísimo ataque cardiovascular y caía inerte en sus brazos.