ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL DESAFÍO DE UNA SOCIEDAD MÁS HORIZONTAL Y MENOS DESIGUAL

 

Marcelo Reyes[1]

 

Desde el mismo título de esta convocatoria: “El desafío de una sociedad más horizontal y menos desigual” se ve una mirada, por demás muy generalizada entre investigadores y estudiosos del tema, que en sus conceptos básicos hay un sesgo para el análisis al que se invita, en tanto que pensar en la factibilidad de una sociedad más horizontal y por consecuencia menos desigual minimiza el peso de la “brecha social”. Parece que no se cuestionan las características y estructura básica de nuestra sociedad actual, poco horizontal y muy desigual, sino que, se puede interpretar de alguna forma como que esta sociedad está bien como está y por tanto sería conveniente mantenerla así, y que, como cualquier cosa perfectible, se podría -mejorar o corregir- un tanto en algunas de sus partes, desde sí y por sí misma, sin la necesidad de modificar sus bases estructurales que son las que sostienen y mantienen el sistema vigente, aunque eso significa reconocer deficiencias existentes en éste. 

"Hace falta que algo cambie para que todo siga igual".

Giuseppe Tomasi di Lampedusa, de su novela “El gatopardo”(1958)

De lo anterior surgen preguntas, inquietudes y cuestionamientos, dado que la comprobación de los niveles de horizontalidad y la desigualdad social se revelan  según los indicadores utilizados para su medición, y estos, con los naturales intereses y orientación de los entes y profesionales investigadores involucrados en ello, es decir de quiénes observan y desde dónde observan. Sin embargo, creo que sería conveniente para un análisis más acucioso tener una definición previa de qué tipo de sociedad se quiere o necesita, con qué características, con qué estructura y qué orientación para plantear el  desafío en esa dirección. Sin duda, esa definición presentará un tipo de sociedad muy diferente a la actual y, por lo tanto las propuestas que se hagan para su “transformación” y los métodos e indicadores que se usen para medir los cambios no serán los adecuados, en tanto, se estaría mirando esa nueva sociedad con los mismos paradigmas y creencias que hoy existen y para una estructura social que ya no correspondería con la nueva propuesta.

“No hay nada más difícil de emprender, más peligroso de llevar a cabo y con menos garantías de éxito, que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas, porque la innovación tiene como enemigos a todos aquellos que se beneficiaron de las condiciones antiguas. La gente teme y desconfía de la persona que promueve el cambio y no cree en nuevas ideas hasta que no tiene una larga experiencia con ellas”. (Maquiavelo)

Con la mirada en un nuevo tipo global de sociedad / país que recoja las ineludibles demandas de justicia social e igualdad de oportunidades para todos  se podrán ir generando coordinadamente nuevas sub estructuras y sub sistemas que se orienten en esa dirección para cambiar la sociedad.

Como esto es una reflexión y no un estudio profundo y acabado del tema, para tener una base primaria y parcial de análisis de éste es necesario elegir un concepto que dé pie a los comentarios que siguen y, como soy de los que creen que el verdadero control social de un sistema lo tienen los que controlan el poder económico, por sobre otras manifestaciones de poder, para simplificar la mirada al tema en comento, tomaré ese concepto dicotomizando entre los grupos de la sociedad que controlan el poder económico y se benefician con él y los que no tienen ese control y viven las consecuencias.

Las desigualdades sociales no son nuevas, existen históricamente desde que una persona se impuso por sobre otra sometiéndola en alguna forma, a su propia voluntad y beneficio, controlándola, por ejemplo a través de la esclavitud, de la conquista territorial, del control militar, por la propiedad de la tierra y/o, de los medios de producción, con influencia cultural, social, tecnológica, comercial, económica, etc., como, lo sucedido específicamente con los pueblos originarios de Latinoamérica en la conquista y colonización de estos. 

Por lo tanto, es difícil pensar que las desigualdades han aumentado en el tiempo, si  han ido cambiando o transformando, por medio acciones de masivas movilizaciones sociales demandantes (por ej. “no más AFP”; “Educación gratuita y de calidad”, “salud y viviendas dignas para todos” etc.). Aun así, los cambios logrados, generalmente son según lo que admitan y posibiliten los grupos controladores dominantes y de la estructura que estos quieren mantener como grupo social,  en función de sus propios beneficios y privilegios. Ceden en algunos aspectos con beneficios fraccionados que manifiestan  como derechos (a los que toda persona puede tener acceso) para los grupos sociales dominados o más afectados por el sistema social, pero, nunca cedidos espontánea o voluntariamente, sino obtenidos sólo como logros de largas luchas por las demandas de estos últimos, a veces expresados como políticas públicas, donde la organización social en vital para manifestar las demandas de cambios y alcanzar el logro de estas.

Cada sistema social crea sus propios subsistemas de autocuidado para su conservación y preservación en el tiempo, por ejemplo: protocolos y procedimientos, normas, reglas, leyes, etc., que, además involucran sanciones pre establecidas para aquellos que de alguna forma amenacen o transgredan el sistema.

Aún hoy en día, cuando se habla permanentemente de transitar por el camino al desarrollo social como legítima aspiración, se hace y se mide desde una mirada interna del sistema y la estructura existente buscando siempre mantener el control de ésta  por los grupos dominantes y, más aún, los parámetros de medición no se establecen desde las propias realidades y necesidades de la sociedad en estudio, sino, se hace en comparación a indicadores de otras sociedades, que se perciben como más desarrolladas, muchas veces con realidades, recursos y requerimientos distintos a los nuestros o, en función de promedios de organismos internacionales que se establecen como parámetros globales, por ejemplo los de la entidad internacional OCDE, “Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos” que agrupa a más de 30 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo.Su finalidad es lograr la coordinación de las principales políticas de los Estados miembro en lo referente a la economía y a los asuntos sociales.

La transformación de la brecha social -en alguna medida positiva- se ve en el cambio de las desigualdades que responde históricamente a las conquistas de los grupos dominados para mejorar sus condiciones de vida que denominan “derechos”, por lo general condicionados por el poder económico que controla la sociedad, y en tanto no afecte en demasía sus privilegios que defienden a cualquier costo.

Como vemos en la historia de los pueblos, el camino para mejorar su calidad de vida y satisfacer las necesidades vitales de las personas del grupo social que no ostenta el poder ha sido a través de la acciones para la obtención y reconocimiento de sus derechos y éstas  siempre requiere previamente de la toma de conciencia y manifestación de sus necesidades, la formación de colectivos con intereses comunes y, la capacidad de estos de aceptar que la forma de alcanzar logros es con la organización social, la unión de las personas que buscan las mismas metas. Sobre todo, desarrollar la conciencia que a pesar de que la estructura social les restringe o sólo les permite algunos caminos funcionales a ella, la fuerza para lograr los cambios demandados radica en ellos y su organización, sólo ahí encuentran el poder para provocar los cambios necesarios.

Los derechos, en lo formal se definen como iguales para todos, aunque en realidad no lo son, ya que, por la misma brecha social y la dominación de unos grupos sobre otros cada quien accede a ellos desde el sitio que ocupa en la sociedad, por ejemplo, educación para todos como un derecho adquirido no se cumple como se define, es como la espuma, ya que dentro de esto mismo persisten las desigualdades cuando vemos los recursos y medios disponibles, la calidad de los docentes y el tipo y calidad de educación que se entrega a cada grupo social, igual cosa ocurre con el salud, que es también un derecho reconocido para todas las personas (incluso por NU), sin embargo, también tiene claras diferencias en la forma en que se  accede a ella, a la variedad y calidad de servicios que es posible alcanzar según el grupo al que se pertenece dentro de la estructura social.

Por lo tanto, aun aceptando en teoría que derechos como los ejemplos descritos y otros serían iguales para todos, en la práctica se cuida que la aplicación de estos sea funcional al sistema imperante y sin demasiado riesgo para los privilegios de los grupos dominantes, es decir, es el mismo sistema el que va modificando su estructura en base a la necesidad del autocuidado para promover controladamente cambios que no afecten o afecten lo menos posible su estructura basal, por ejemplo el último proyecto de reforma al Sistema Pensiones, que en definitiva mantiene el capital en las mismas manos.   

Por otro lado, el surgimiento y mantenimiento de la jerarquización social pudiera no ser necesariamente el mayor problema, ya que es difícil pensar en una estructura social sin alguna forma de jerarquización requerida para su funcionamiento como sistema, sin embargo, lo que sí es problema cuando esa necesaria jerarquización funcional no es por las competencias y capacidades de las personas, y es resultado de condiciones históricas que han favorecido y favorecen a ciertos grupos sociales minoritarios y que además, trae consigo una serie de inmerecidos privilegios de todo tipo que aumenta la brecha social y distancia más a los grupos que conforman la sociedad. 

Las mediciones metodológicas de la brecha social presentan sesgo cuando son concebidas desde la base del sistema buscando medir cuánto y qué le faltaría al grupo social dominado para alcanzar algo de lo que el otro grupo social de los dominantes ya tiene, pero esto es también una trampa porque el autocuidado del sistema y la defensa de los privilegios hace que el desarrollo de una sociedad sea desigual donde todos podrían subir con respecto a una situación anterior, sin embargo, las posiciones de los colectivos se mantienen igual, los dominantes arriba y los dominados abajo. Esta situación no niega que en algunos casos sí sea posible la movilidad social desde la perspectiva individual, cuando a costa de grandes esfuerzos algunas personas logran acceder a ciertos productos y servicios que le facilitan algún ascenso en la escala social, donde por las propias características restrictivas del sistema muchas veces son absorbidos por éste.

Otro factor que dificulta una mirada más veraz de la situación es la generalizada tendencia a segmentar cualquier fenómeno o evento social para su análisis y estudio sin preocuparse por la integralidad de estos en su contexto más global, de este modo se obtienen datos específicos que sólo pueden explicar parcialmente una parte del fenómeno, desde las distintas áreas de estudio, como por ejemplo desde la psicología social, el derecho, la economía, la sociología, la historia, etc.

Por lo tanto, el desafío no sería sólo de reflexionar sobre una sociedad más horizontal y menos desigual, donde las jerarquías sociales se aplanen un poco y se disminuyan algo las desigualdades entre los que más tienen y los que tienen menos, sino que, es indispensable pensar, compartir y consensuar una nueva mirada de una sociedad distinta, donde la base de esta sea, la igualdad real de derechos y oportunidades para todos, donde la justicia garante de los derechos definidos y aceptados por todos sus componentes sea su signo de distinción e identidad.

La sociedad como ente dinámico y permanentemente cambiante, debe ser visualizada en función de las necesidades de todos sus componentes, de los recursos con que cuenta y los que necesita, con nuevos paradigmas que muestren que realmente se trata de una sociedad distinta, con objetivos claros y estructurada en función de aquellos, donde la búsqueda, en forma colaborativa, no competitiva, de estos logros sea la preocupación e interés de todo el colectivo, para el beneficio común y su mejor calidad de vida, por lo tanto, la forma de mirar este nuevo ente social debería ser de manera integral, buscando abarcar la mayor cantidad de aristas posibles con un mismo prisma. 

Como resultado de esta breve reflexión es posible pensar como un gran desafío, entre otros, la necesidad de:

Tipo de sociedad:Lograr una consensuada y compartida definición de qué tipo de sociedad, en función de los recursos, competencia y capacidades, se quiere y necesita construir para satisfacer las reales necesidades de sus omponentes que les asegure iguales oportunidades a todos para acceder a los productos y servicios necesarios para una buena y digna calidad de vida.

Igualdad de oportunidades:Por conocidas razones sabemos que las personas no somos iguales, que tenemos diferencias en cuanto a capacidades, fortalezas y debilidades, por lo tanto no es posible ni conveniente esperar que todos hagamos lo mismo y de igual forma. Sin embargo, lo esperable es que  todos tengamos iguales oportunidades para desarrollar nuestras propias capacidades y así contribuir de la mejor manera al funcionamiento de la sociedad en la que somos partícipes. 

Mirada Integral:Sobreponer a los estudios y miradas segmentadas de los fenómenos sociales una mirada integral y global, es decir, con nuevos paradigmas y con un profundo análisis interno de sí misma y también en su contexto global al mundo que la rodea, a los países que le puedan servir convenientemente como referencia y modelo para lo posible de hacer y lo que no hacer. 

Creencias: Dado que estás son  adquiridas, heredadas de la familia y cercanos, impuestas por el sistema imperante, transmitidas por el sistema educacional, etc., es muy importante trabajar con ellas para reconocerlas e identificarlas como obstaculizantes o motivantes y provocar cambios pertinentes a la nueva mirada de sociedad. 

Estudios Multidisciplinarios:Estudios y análisis integral de la sociedad, con un involucramiento inter y multidisciplinario donde el área de acción conjunta sea superior al de cada una de las disciplinas aportando cada una desde su espacio al tema puntual en cuestión. 

Organización Social:Internalizar como requisitos indispensables ,en este desafío de crear una nueva sociedad, una organización social, a todo nivel y en todo lugar, para fortalecer la activa participación ciudadana. 

Educación:Una verdaderamente renovada formación educacional donde el objetivo principal, más que memorizar y repetir conocimientos, sea el permanente interés por buscar y descubrir nuevas oportunidades y desarrollar nuevos conocimientos orientados al desarrollo de la nueva sociedad.

Políticas Públicas:Cuidando que cada política pública reconozca y sea realmente la evidencia de los ideales, problemas y necesidades de todos sus miembros y, la satisfacción de estas, en tanto nexo vital entre gobierno y sociedad

Por cierto hay muchos más temas que abordar en este camino orientado a lograr una nueva sociedad, los pocos mencionados han sido elegidos como ilustración de lo expuesto más arriba.

 

[1]                Marcelo Reyes es egresado de Sociología de la Universidad de Chile, Consultor independiente, dedicado a hacer talleres de Facilitación de Procesos y capacitaciones en varios temas.