PONER EN MOVIMIENTO UN NUEVO SISTEMA DE CREENCIAS COLABORATIVO - CRISTIÁN CERECEDA

La humanidad enfrenta desafíos de supervivencia y coexistencia trascendentales para el presente y el futuro. La caída de la civilización, tal como la veníamos conociendo y entendiendo hasta ahora, ya comenzó, y su atención no sólo es urgente sino también tremendamente compleja. Todo ello ha de suponer que la relación causa/efecto en las medidas que se apliquen para revertirla y armonizarla deberán tener una considerable cuota de “fortuna”.

El actual sistema de creencias, y con ello, costumbres/hábitos/prácticas, sean éstas culturales, sociales, políticas y económicas, están por lejos regenerando el daño constante y dinámico que día a día causamos a nuestro hábitat, situándonos en una condición más bien progresiva en el deterioro de las necesidades de la humanidad y el medio ambiente que nos acoge.

Es por ello que los desafíos a enfrentar tendrán, por una parte, una cara operativa/tecnológica que corra paralelamente en el diseño de soluciones regenerativas y sustentables en la producción de productos y servicios que se requieren para cumplir con la dignidad de las personas y la prosperidad social, y por otra, en formar una conciencia individual que ponga en movimiento un nuevo sistema de creencias colaborativo como eje de desarrollo cultural, social, político y económico, cuidando no caer en ideologías totalitarias que promuevan la perdida de libertades y que atenten contra el desarrollo de la identidad cultural de los pueblos e individuos.

En tal sentido, la Sustentabilidad como filosofía de desarrollo futuro y de prosperidad para la humanidad sin duda cumple con lo anterior; sumado a ello la tecnologización cada vez más aguda de la producción, que bien puesta en la balanza de los derechos laborales e impositivos, puede aportar grandes avances en la dignidad del ser humano, superación de la pobreza y cuidado del medio ambiente. Lo anterior, dado que finalmente ambos, Mercado e Individuos, requieren recursos renovables y consumidores que los adquieran para engendrar una dinámica económica sustentable que garantice un crecimiento con desarrollo social y regeneración del medio ambiente.

Pero justamente aquí, en la Sustentabilidad, es donde el desafío encuentra “la raíz de la razón suficiente”, en cuanto a poder acelerar los procesos de regeneración y cambio de paradigma que en la actual lógica de mercado se ven anulados, corrompidos y finalmente cooptados por la “Política” comprada por el poder monopólico y mediático que las determina, y donde la masa de consumidores se transforma en cómplices pasivos, y muchas veces activos, sin ninguna conciencia del daño irrecuperable que día a día se causa.

A su vez, el tiempo en que la “virtud política” sea consistente y coherente con la “virtud moral”, la sociedad transitará hacia un mundo nuevo de posibilidades. En tal sentido se nos plantea una interrogante fundamental; ¿es real que la virtud política sea antagonista de la virtud moral en la consecución del poder?, o pensado desde otro ángulo, ¿es la virtud política, en su afán de poder, necesaria en si misma para conseguirlo, entendiendo que la pulsión de ambición, hipocresía y mediocridad cultural son las que anclan la promesa de “trabajar” en la dignidad de las necesidades humanas sin tocar los poderes que hoy la administran y determinan?

A mi entender, la respuesta es sí cuando se responde desde la configuración de la psiquis social impuesta hoy, caracterizada por una serie de condicionantes en el sistema de creencia que manifiestamente en lo ordinario de nuestros días se expresa en la continua evasión del otro como un ser legítimo de respeto y consideración, haciendo de la competencia el credo transaccional diario en las relaciones humanas, donde por supuesto es un juego que ganan los poderosos, y donde cada vez concentran más cuotas de poder e impunidad, mientras la masa dormida responde de manera religiosamente predecible a los estímulos que le son entregados para movilizar el mercado del consumo.

Por tanto, esto nos lleva a la necesidad de definir lo que se entiende por “virtud política”, con la finalidad de impedir el deslizamiento de ideas prestadas que terminen diluyendo y dispersando la comprensión racional de lo fundamental; la búsqueda de la Felicidad del Ser y de la Comunidad. En tal sentido me permito la siguiente definición;

“La Virtud Política es toda acción individual en el contexto comunitario que se piensa y se ejecuta en consideración del bien común de la comunidad, es decir, al favor del desarrollo humano y social accionado desde la consideración regenerativa de los recursos aportados por el medio ambiente, y desde la justa compensación del potencial daño a una minoría por el logro de ese bien común”.

En tal sentido, toda “Virtud Política” debiese enmarcarse en los siguientes ejes de pensamiento en el desarrollo del ser y su comunidad, estos son:

EDUCACIÓN: educar al individuo de forma holística, donde lo cognitivo, lo sensitivo y lo relacional, tengan como fundamento el transformarnos en personas ponderadas, pacientes, perseverantes, y regenerativas de su hábitat en todas las acciones de consumo y gasto energético que provocan, siendo a la vez, facilitadores de la toma de conciencia de otros a través del ejemplo en el actuar. Esto conlleva el desafío de construir la conciencia de la existencia de un otro y de mi mismo en forma simultánea, es decir, “un otro yo”, permitiendo con ello que la empatía ambiental/social/individual sea la pulsión humana que moviliza las acciones que engendran las relaciones entre los individuos, las comunidades, el medio ambiente y la economía que las abastece, teniendo como propósito colectivo alcanzar la dignidad del ser, que en su más firme expresión es la felicidad del existir como individuo que experimenta su comunidad y habitad que le acoge.

ECONOMÍA: En tal sentido debe cambiar la visión productiva de recursos ilimitados por una verdadera visión productiva limitada de recursos renovables/no renovables, ambas con potencial de regeneración, lo cual implicará también el fomento de acciones de mercado que nos lleven hacia un consumidor consciente que da valor a la sustentabilidad desde su hábitos mismos de consumo y preferencias.

POLÍTICA: En tal sentido debe cambiar la visión representativa por participativa en la construcción de políticas públicas, fin último de la Política, en consideración de dar mayor frecuencia y vinculación a las decisiones ciudadanas y/o comunitarias, facilitándole la información necesaria para la reflexión de su decisión, fomentado espacios de debate y discusión abierta. La cúpulas de representantes, deberán operar sólo como coordinadoras y facilitadoras del trabajo comunitario para la reflexión, elección e implementación de las medidas acordadas.