OCIO CREADOR: FUENTE DE INSPIRA-CIÓN, FORMACIÓN Y PERFECCIONAMIEN-TO DE LA SOLIDARIDAD COMO FACTOR ECONÓMICO PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

 

Eduardo Quijano [1]

 

Uno de los temas que consideramos deben ubicarse en el centro de un proyecto tan ambicioso y tan trascendental como es el desafío de encaminar la sociedad actual cada vez más opresiva y desigual hacia una sociedad más justa y horizontal, es el del ocio. 

Pensamos que no es posible movernos hacia una sociedad más horizontal y menos desigual sin una educación y acceso al ocio creador y humanista, para que junto y paralelamente con el proceso  de formación de empresas o emprendimientos solidarios,  se vaya creando  una verdadera “cultura de la solidaridad”.     

La economía solidaria, si bien es cierto, es una propuesta de reivindicaciones necesarias para insertar a personas que han sido marginadas y excluidas de la actividad económica, a los procesos productivos como gestores y no como empleados,  no se debe perder de vista que esa reivindicación para que sea un adelanto en la calidad de vida debe ir también acompañada de la oportunidad de disfrutar de una experiencia de ocio que enriquezca, alegre y dignifique a la persona. ¿Cómo se puede pensar en una civilización superior si las personas pierden o  reducen las posibilidades de disfrutar de tiempo libre para soñar nuevas utopías, elegir sin presión externa cómo darle sentido y valor a su vida? ¿Cómo pueden desarrollarse personas autónomas, creativas y solidarias sin que puedan disfrutar del ocio y la recreación, cuando esas dos experiencias son las que nos proveen de los estímulos que nos  conducen a un encuentro emocionalmente sano con nosotros mismos, que favorecen y posibilitan el  desarrollo de buenos hábitos para tener un estilo de vida saludable, y  que generan los momentos de descanso para para soñar y aspirar a una vida plena?. 

La sociedad actual y la futura, por muchísimas razones tendrá como nota característica un aumento significativo del tiempo libre. No sólo eso, pues ya es evidente que la recreación, la diversión, la experiencia lúdica, son parte esencial de la vida social de las personas.  

Por lo tanto, la horizontalidad y la reducción de la desigualdad  no deben limitarse al  acceso a los bienes y servicios económicos, a la participación en las estructuras e instituciones del estado o a la educación, sino que también deben ampliarse las oportunidades para disfrutar del ocio, la recreación y los deportes. De hecho, si la lucha social en pro de cerrar las brechas de la desigualdad opresiva se limitase sólo a la política, la educación y el trabajo productivo, se mutilaría la realidad humana ya que existe otra dimensión que es esencial para el desarrollo holístico e integral de la persona, cual es el tiempo libre que se dedica al  ocio.  

De modo, que proponemos ampliar  este desafío intelectual para que de aquí en adelante, dentro del ámbito de los movimientos de economía solidaria se incluya, como parte de la agenda de reivindicaciones sociales, la  educación del ocio, la recreación y el deporte como componentes fundamentales en los procesos “moleculares” que conducen a una nueva civilización en que se reduzca la desigualdad opresiva. Proponemos que de aquí en adelante, un objetivo prioritario de la Economía Solidaria sea  el promover y luchar para  que todos los ciudadanos y ciudadanas, de acuerdo a sus necesidades y características particulares, tengan  acceso a oportunidades de vivir y disfrutar  experiencias de ocio humanista, recreación y deportes de calidad y enmarcadas dentro de los valores éticos que promovemos y defendemos desde este modelo de desarrollo socio-económico.      

Dar acceso a una experiencia de ocio creador puede ser uno de los puntales para lograr el fin último y más elevado que tiene  la inserción de la Solidaridad a la economía, que es la de poner la actividad económica al servicio del desarrollo humano pleno, crear una sociedad que incentive y promueva el amor fraterno, y que cree las condiciones óptimas para que todo ser humano pueda ser feliz.  Desde luego, alcanzar  la felicidad como la describe Razeto: “con el conocimiento de la verdad, la apreciación de la belleza, la vivencia del bien y la unión en el amor”.     

En esta reflexión intentamos dar luz para que se pueda comprender que el ocio y la recreación son factores necesarios para lograr ese tipo de felicidad y para reducir la desigualdad en el plano social, político, cultural y económico. 

BREVE PANORÁMICA HISTÓRICA SOBRE EL OCIO 

Trabajo y ocio es una dualidad presente desde la Antigüedad. Tema que fue abordado y discutido por los pensadores y filósofos griegos y romanos. 

En la antigua Grecia, el ideal, la meta, la aspiración más elevada de la vida, era colocar el espíritu en un estado de tranquilidad y serenidad para examinar y contemplar los tres grandes valores que perfeccionaban al ser humano en aquél mundo: la verdad, la bondad y la belleza. 

Al tiempo social para la  búsqueda interior y reflexiva, para la contemplación, y para descubrir o crear los contenidos y las  expresiones de estos valores, le llamaban “Skholé”. Origen, de lo que hoy llamamos escuela. “Skohlé”, Ocio. 

Los griegos identificaban el ocio con la teoría. El motor del ocio era la contemplación. Poner la mirada en el mundo que nos rodea y disfrutar su belleza. Disfrutar la experiencia de la mirada del entorno y de la conducta humana, en silencio, para descubrir la esencia de lo bello, lo bueno y lo verdadero. 

Contemplar era esencialmente una experiencia para desarrollar la capacidad de asombro. Por lo tanto, habría que ociar para asombrarse, asombrarse para filosofar, y ociar para ser virtuosos y felices. 

Lamentablemente, en la Grecia antigua, esa experiencia de “ociar”, ese tiempo social de “Skholé” o de “ocio” se estratificó. Y los “señores” se dedicaban a la “Skholé” y los “esclavos” al trabajo o la “Askholé”. 

En Roma, a diferencia de Grecia, el ocio tenía   que ver con los placeres, y hacer ostentación del lujo y el derroche. Se mantiene la estratificación. El ocio para las élites y el neg-ocio para la plebe. 

Evidentemente, observamos que históricamente el acceso a la experiencia de ocio ha estado marcada por un elemento clasista. El ocio se ha manejado desde una perspectiva social exclusiva y excluyente: tiempo libre, tiempo de contemplación, tiempo de asombro, tiempo para aprender y conocer en profundidad las cosas, tiempo para el gozo estético o la búsqueda de la verdad, o tiempo para el disfrute de placeres, es tiempo al que tiene acceso sólo una élite. Mientras, que  el tiempo obligado, el tiempo del trabajo, el tiempo que no permite las condiciones para llevar a cabo esa mirada de asombro,  ese es el que está  disponible para la “plebe”. 

En la Edad Media el ocio sigue marcando significativamente el desarrollo de la civilización. El espíritu lúdico inspira al ocio caballeresco. El caballero, no trabaja. No dedica su tiempo a la “askholé”. Desprecia al trabajo pero le da valor a la política, el deporte, la guerra, la ciencia y la religión. 

El ocio, aunque marcado por la estratificación y la exclusión, era un elemento altamente apreciado por la sociedad hasta la Edad Media. 

Ya con el desarrollo de la nueva sociedad industrial y el renacimiento, las nuevas corrientes de pensamiento lo van a demonizar. El ocio no es un tiempo de contemplación y realización sublime del espíritu, sino una conducta viciosa, holgazanería, vagancia. Surge el concepto el “tiempo es oro”, pero es el tiempo del trabajo. 

El tiempo libre, va desapareciendo como un tiempo con un valor intrínseco, y se va concibiendo como una necesidad laboral  para que el trabajador descanse de la faena y vuelva al trabajo en óptimas condiciones físicas y mentales y sea más productivo. 

Sin embargo, el s. XX y el actual, muestran claramente que el ocio y la recreación son un fenómeno social en constante expansión y evolución.  Otro elemento que se va dibujando en las nuevas maneras de entender y vivir el ocio y la recreación, es que esas líneas maniqueístas de “sckholé” vs “askholé”, de ocio vs neg-ocio, de tiempo libre vs tiempo obligado, se están borrando.

La aspiración y el ideal de un buen empleo  o del ejercicio de una profesión o de ser dueño o co-dueño de una empresa, es aquel en que el tiempo que se dedica al trabajo o la actividad económica también ha de ser un tiempo en que se pueda vivir con pasión, gozo, alegría, disfrute. La expectativa o meta es que el tiempo que se utiliza para trabajar sea un tiempo en que se experimenten emociones y sentimientos de auto-realización.     

Por eso consideramos que no es posible entender la sociedad del siglo XXI sin insertar dentro del modelo de interpretación y análisis, el componente del ocio y la recreación. 

NOCIONES BÁSICAS SOBRE EL OCIO

Una vez, comprendamos que el “ocio” es la experiencia o vivencia que posibilita desde el ejercicio de la libertad personal  entrar en contacto con los  más elevados sentimientos, emociones y valores que perfeccionan la voluntad y la bondad humana,  será forzoso concluir que el ocio es un tema fundamental que debe presidir todo proyecto cuyo fin sea crear una sociedad más horizontal.   

Lo primero que debemos señalar es que el ocio no es holgazanería, no es vagancia y mucho menos tiempo perdido o improductivo. Probablemente, estas son las ideas y las asociaciones que muchas personas se hacen cuando se les menciona y escuchan la palabra ocio. Esa es una idea predominante en el imaginario social.   

El objetivo didáctico de esta reflexión, no puede ser otro que el corregir esa percepción o creencia. Ya que mientras tengamos esa creencia se ignorará el valor que tienen el ocio y la recreación para lograr una mejor sociedad, y en consecuencia, es muy probable que no se utilice para adelantar los fines y propósitos de la economía de la solidaridad.  Lamentablemente, si este fuera el caso, se dejaría fuera de esta causa, quizás, la herramienta más poderosa, efectiva y excitante de todas para adelantarla. 

Al estudiar a profundidad cómo el ocio y recreación impactan la conducta humana podemos concluir que es la fragua en donde se forja  la  autonomía, la creatividad, la solidaridad y la felicidad conforme a la definición que Razeto le da a estas cualidades.     

La Carta Internacional para la Educación del Ocio de 1993 adoptada World Leisure and Recreation Association (WRLA) comienza definiendo el ocio de la siguiente forma: 

2.1. Se refiere a un área específica de la experiencia humana, con sus beneficios propios, entre ellos la libertad de elección, creatividad, satisfacción, disfrute y placer, y una mayor felicidad.

Comprende formas de expresión o actividad amplias cuyos elementos son frecuentemente tanto de naturaleza física como intelectual, social, artística o espiritual.

Vamos a ir desglosando y profundizando en los elementos o notas que definen el ocio y a partir de ahí, desarrollaremos la conexión del ocio y la recreación con los conceptos centrales de la Economía Solidaria. 

Comenzamos por llamar la atención sobre este aspecto de la definición del ocio cuando dice que  “se refiere a un área específica de la experiencia humana, con sus beneficios propios”.

Partiendo de esta definición debemos dejar de mirar el ocio como una categoría indefinida, vaga o imprecisa dentro de la conducta humana. 

Otro elemento que se debe destacar a partir de esta definición es que el ocio genera  beneficios que le son propios.   Al igual, que la “Solidaridad” que fue un elemento que se aisló como factor independiente dentro de la Teoría de Factores de la Empresa por generar “beneficios propios” al proceso productivo,  al ocio se le debe dar la misma mirada.  El ocio al igual que la solidaridad produce  beneficios particulares que impactan directamente  en el desarrollo de la persona humana. Ocio y Solidaridad, como veremos más adelante, son energías sublimes que impulsan al ser humano hacia su perfeccionamiento emocional, mental, moral, físico, social y espiritual.    

Desde la óptica de esta “Carta”, al ocio se le atribuyen como beneficios propios los siguientes:  “libertad de elección, creatividad, satisfacción, disfrute y placer, y una mayor felicidad.”  Ampliaremos esos beneficios más adelante. 

ELEMENTOS QUE FORMAN EL OCIO COMO ÁREA ESPECÍFICA DE LA EXPERIENCIA HUMANA 

Tres elementos, se conjugan, para crear esa experiencia humana específica  que se denomina ocio: tiempo, actitud y actividad. 

El tiempo, es quizás, el primer criterio que se utiliza para delimitar el  ámbito  de lo que es ocio. En esencia, el tiempo para el ocio, ha de ser un tiempo no comprometido: un tiempo libre.  Este tiempo que además de no estar comprometido ni ser tiempo obligado, como sería el tiempo en el que se cumple con obligaciones laborales o profesionales, se requiere que sea un tiempo en que las acciones que se realizan no sean en reacción o respuesta a una presión externa. Las acciones que se realizan en tiempo libre deben ser auto-creadas.  Estas acciones auto-creadas deberán cumplir tres funciones esenciales: distracción, diversión y expansión de la personalidad.  

La actitud del individuo es el otro elemento que nos permitirá definir esta área de la experiencia humana. Si definimos tiempo libre como un tiempo en que las acciones o actividades que realiza el individuo son auto-creadas libremente, el impacto o efecto que le da el valor a esa experiencia se determina únicamente por el significado que  esa acción o actividad tenga para la persona que la realiza. Esto es el ocio en su más plena expresión. El ocio es autotélico. Tiene un fin en si mismo.  

El tercer elemento trata de las actividades que se ubican bajo la categoría ocio. Algunos, autores han aceptado que el ocio siendo una actitud, hasta en el trabajo, podría ser una actividad de ocio. Otros autores no aceptan esa postura.  Estos delimitan las actividades de ocio a aquellas que generen placer, que generen distracción y que no tengan que ver con trabajo. Es evidente, que el trabajo, como regla general e independientemente de la actitud del individuo,   está sujeto a normas regulatorias internas de la organización,  y  la prestación de un servicio o la entrega de una obra/bien (producto) a un cliente genera  responsabilidades civiles y/o penales. Por lo tanto, el trabajo, por mucho que apasione o se disfrute, tiene que realizarse en función de cumplir con las necesidades del cliente.  Es razonable, entonces, poner por lo menos una bandera roja al  “trabajo” como actividad de ocio.  Aunque, creemos que esa actitud que es propia del ocio, o sea, el darle significado propio y valor intrínseco a la acción  y disfrutarla,  se puede y se debe transferir también al trabajo. Para lograr aquello que decía la más importante educadora  puertorriqueña de cooperativismo, Doña Ana María O’neill, para ser buen cooperativista había que “trabajar con empeño de artista”.      

El tiempo libre no es igual a ocio. Los autores hacen la distinción. Ya que el ocio debe generar distracción, placer, gozo y desde luego, no siempre esas emociones ocurren durante el tiempo libre. Es más, el tiempo libre, cuando el individuo no está adecuadamente preparado para convertirlo en ocio creador, podría generar emociones muy negativas que le restan sentido, alegría y propósito a la vida. 

CARACTERÍSTICAS DEL OCIO 

Continuamos con la búsqueda de esa zona de la experiencia humana determinada y específica que es el ocio.

El Dr. Juan Quintana en una excelente presentación titulada “El aprendizaje es ocio” nos ofrece una lista de sus características:

  • Autotelismo (con un fin en sí mismas) 
  • No remunerativo
  • Placentero y vivencial
  • Espacio de protagonismo y autonomía
  • Auto-desarrollo (Desarrollo emocional, intelectual y de valores)
  • Promotor de potencialidades
  • Vehiculizador o posibilitador del desarrollo personal
  • Consolidación de hábitos
  • Poder elegir y decidir
  • Creatividad
  • Anti-aburrimiento (Participación activa)
  • Interrelación e interconectividad
  • Desarrollo Social 

A partir de las características del ocio se ha creado una serie de categorías  las cuales agrupan estas características en diferentes bloques.  A estas categorías se las ha clasificado como dimensiones del fenómeno del ocio. 

Partiendo del listado de características previo, las dimensiones del ocio que le serían propias son las siguientes: creativa, lúdica, festiva, ecológica, solidaria, preventiva y terapéutica. Existen autores, que han ampliado el concepto de ocio, y bajo este concepto incluyen conductas consumistas, enajenantes, nocivas. Los autores que incluyen estas conductas como parte del ocio establecen que es un ocio pero en dirección negativa. Una virtud en el extremo contrario es un vicio.  

En este ensayo partimos de la definición, de ocio, de la  “Carta Internacional para la Educación del Ocio” de modo, que esas dimensiones del fenómeno del ocio no formarán parte de este análisis.  

Reconocemos, que el ocio es un concepto en expansión en  la sociedad,  y que nuestra sociedad está en un proceso de transformación acelerado y por lo tanto  pueden darse importantes cambios en estas dimensiones.   

Muy brevemente, describiremos las dimensiones pertinentes a esta reflexión, utilizando como fuente el libro Políticas del Ocio de Roberto San Salvador del Valle Doistua.  

  • El ocio creativo se enfoca hacia el desarrollo de la propia persona. Se sostiene en la introspección y la reflexión. Podríamos, decir que es el  tiempo libre que se dedica a las  “quietudes”. Es el “detente”, el “descanso” para abrir paso a nuevas posibilidades y potencialidades en el desarrollo de la persona. 
  • El ocio lúdico conecta con el juego, la distracción, el descanso. Ruptura con el quehacer cotidiano. Separación de la rutina del trabajo.
  • El ocio festivo mantiene esa característica de lo lúdico, de lo divertido, pero se expande y se busca esa experiencia lúdica en común-unión con otros. El ocio lúdico en comunidad. Es una alegría compartida. Es lo lúdico enmarcado dentro de una experiencia que afianza la identidad de un grupo o comunidad, crea sentido de pertenencia, propicia el encuentro con otros, con lo diferente. Es un descanso psicológico pero enmarcado dentro de una experiencia lúdica extraordinaria. 
  • El ocio ecológico propicia el abrazo a la “primera naturaleza”. Fomenta el valor de la contemplación, la capacidad de asombro y admiración, la revalorización y preservación de los espacios rurales, e incluso la regeneración de los espacios urbanos para que sean sostenibles. 
  • El ocio solidario se podría visualizar como la alegría del encuentro con el prójimo. La “experiencia radical de lo gratuito” en que se goza el proceso mismo de la cercanía con el otro, en que se disfruta el crecimiento del vínculo emocional y afectivo, el disfrute se concentra en los momentos en que el “próximo” se hace cada vez más  “prójimo” sin importar lo que suceda después.   
  • El ocio preventivo es una de esas dimensiones del ocio que vislumbramos como un ocio muy propio de esa sociedad emergente. Este ocio se conecta con la conciencia y la necesidad de vivir con salud desde un punto de vista holístico.  En la medida en que el concepto de salud ya no es vivir libre de enfermedades, sino es  vivir en un estado de equilibrio óptimo desde el punto de vista bio-energético y bio-psico-social. Bajo esta mirada el ocio y la salud se hermanan; se va creando un binomio entre ocio-salud que da paso esta nueva dimensión del ocio.  

A esta dimensión,  quizás, sería mejor denominarle ocio previsivo, en vez de preventivo, porque no está diseñado o conceptualizado propiamente para evitar una enfermedad sino para potenciar al máximo una vida saludable, que desde luego, dotará al organismo de las condiciones óptimas para fortalecer las barreras y defensas que bloquean o resuelven rápidamente las enfermedades, evitando que se conviertan en condiciones crónicas y degenerativas. Desde esta dimensión, se propicia darle una visión positiva a las diferentes  etapas de la vida humana. Por ejemplo: a  la Tercera Edad. Y en vez de mirar la vejez como enfermedad u obsolescencia, se ve como una fase de la vida llena de nuevas posibilidades de realización.   También, aplica a la etapa de la infancia  y la  adolescencia en que se dispone de mucho tiempo libre. Prevenir la disfuncionalidad del tiempo libre para que tanto la niñez como los jóvenes adolescentes encaminen sus actividades hacia experiencias gratificantes, sanas y seguras, es otro de los beneficios del ocio dentro de esta dimensión. Sin duda alguna, si se logra que en la etapa de la niñez y de la adolescencia se adopten no por imposición o disciplina sino por vía del ocio y la recreación, estilos de vida saludables, el impacto en la felicidad de las personas y en la productividad de las empresas y en la reducción de la desigualdad sería extraordinario.

  • Ocio Terapéutico se presenta como una forma de usar el tiempo para propiciar la recuperación, sanación o para darle calidad de vida a  una persona que por una enfermedad o por alguna condición física o mental  se enfrenta de un modo distinto a su entorno. Entonces, las prácticas o actividades propias de ocio y recreación se utilizan para eliminar barreras, para superar discapacidades  físicas o mentales, para dar calidad de vida a personas que se encuentran padeciendo enfermedades crónicas o en etapa terminal o para la integración a una vida normalizada.  En este contexto, el ocio va a manifestarse como un encuentro entre un profesional o especialista que diseña una actividad de recreación con fines terapeúticos, y el sujeto que libre y voluntariamente, la asume. Esta experiencia de ocio y recreación, no es auto-creada pero debe estar perfectamente alineada a los intereses, personalidad, sentimientos, necesidades  y valores de la persona que está en esta condición de discapacidad o enfermedad  para que la pueda asumir como  si  hubiese sido auto-creada por sí misma. Desde luego, esto implica que la relación entre el profesional del ocio y recreación terapéutica  con  la persona a quien ayuda, tiene que ser totalmente horizontal ya que no puede haber imposición ni presión externa. Sólo colaboración y apoyo.  

FUNCIONES Y BENEFICIOS PROPIOS DEL OCIO 

Comprendiendo algunas de las características y las dimensiones del ocio, se pueden deducir cuáles son las funciones y beneficios que le son propios. Obviamente, el listado es muy largo. 

Los tratadistas del tema las han dividido en sociales y personales. 

En las personales se señalan las siguientes:  

  • Desarrollo de competencias personales, de auto confianza, de auto afirmación y de autorealización. 
  • Desarrollo de la creatividad, imaginación y exploración
  • Capacidad de asombro
  • Introspección y recogimiento
  • Contemplación
  • Apertura hacia los demás y sentido de “projimidad”
  • Desarrollo de la inteligencia emocional
  • Desapego hacia las cosas materiales 
  • Sentido de pertenencia
  • Recuperación y sanación de estados emocionales negativos
  • Práctica de estilos de vida saludables alineado a las diferentes etapas de la vida
  • Toma de decisiones libres y resolución de problemas 
  • Manejo adecuado del estrés negativo
  • Expresión creativa
  • Desarrollo de la sensibilidad estética
  • Aprecio y respeto por la naturaleza
  • Tolerancia y aceptación de la diversidad 

Una breve y excelente resumen de los beneficios que son propios del ocio lo hace Maria Luisa Capdavilla en una ponencia titulada “La integración social a través del ocio” que compartimos a continuación:  

“Entre los beneficios que un ocio enriquecedor procura a la persona, destacan, entre otros: el aprendizaje y la mejora de actitudes y destrezas perceptivas, verbales y afectivas; el desarrollo de habilidades sociales; el fomento de la creatividad y el ejercicio de competencias personales y de autoconfianza íntimamente relacionadas con el incremento de la autoestima.”

Es evidente, que sin estas funciones y beneficios personales que el ocio genera, no es posible abordar un proyecto de transformación social que cierre las brechas de la desigualdad opresiva, injusta o que atenta contra la dignidad humana. De su faz, se desprende que el ocio es motor fundamental para el desarrollo humano que es indispensable para lograr una transformación social desde la perspectiva y valores de la solidaridad.  

Como vemos es en el tiempo libre donde se logra por medio del ocio formar un individuo que sea  capaz de socializar con los demás de forma respetuosa y amigable,  que pueda crear  relaciones humanas empáticamente, que pueda compartir con los demás sin poner como barreras sus prejuicios, que pueda sentir confianza en sí mismo  para que pueda emprender caminos nuevos, que aprenda a aventurar e innovar, que procure la satisfacción de sus necesidades y la realización de sus metas  mientras a la vez promueve la cohesión social, la cooperación, la reciprocidad y el respeto al principio de la igual dignidad humana. Todo esto se realiza por medio del ocio,  el cual por su propia naturaleza, es una experiencia auto-creada y auto-determinada por la propia persona sin que se ejerza presión externa.  

AUTONOMIA, CREATIVIDAD Y SOLIDARIDAD: PROCESO “MOLECULAR” QUE CONDUCE A LA NUEVA CIVILIZACIÓN  

Afirma Razeto que es desde el mundo interior que “surgen las energías intelectuales artísticas y morales, que nos hacen creativos, autónomos y solidarios.” Destaca que del desarrollo de ese mundo interior es que “depende también nuestra capacidad de influir en los hechos y procesos de la realidad natural, económica, social, cultural y política que constituyen nuestro entorno y circunstancias. 

De su faz, observamos una perfecta correspondencia entre las características y beneficios del ocio y el “mundo interior” en que radican las energías vitales para la creación de la Economía de la Solidaridad. 

Es obvio, que ni la creatividad, ni la autonomía ni la solidaridad se pueden crear a la “fuerza”. No es posible. Como tampoco el “ocio” se puede realizar  a la “fuerza”. Esto no requiere de mucho análisis. Es algo evidente. 

Así, tenemos delante dos realidades o dimensiones del ser humano, Ocio y Solidaridad, que aunque intangibles son las energías que componen el “mundo interior” desde el cual se generará la capacidad para influir los hechos que definirán la sociedad y el entorno en que vivimos.  

Ya examinamos, el concepto del ocio. Nos toca ahora, examinar los conceptos de autonomía, creatividad y solidaridad, que son las capacidades (“energías”) necesarias para construir la civilización que cierre las brechas de la desigualdad injusta y opresiva.   Una vez analicemos estos conceptos desde el punto de vista en que lo aborda la Teoría Económica Comprensiva, desarrollada por Razeto, estaremos preparados para determinar la relación entre el ocio y los conceptos claves que se utilizan para desarrollar la nueva Teoría de Factores Económicos que forman una empresa solidaria.  Y más importante aún, y pertinente a este simposio: resolver el issuede si el ocio puede operar como un factor particular y diferente  en el proceso de reducir la  desigualdad opresiva. 

Razeto, ha distinguido la autonomía de la libertad. La libertad, indica, es algo que es dado. Desde el punto de vista social, libertad es el derecho a elegir. Desde el punto de vista del mercado, es la libertad de escoger lo que uno consume. Desde el punto de vista de la política, elegir al gobierno u optar por pertenecer o no a un partido político. En lo cultural, adherirse o no a una forma de pensar, creencia religiosa o a una moral. 

La libertad, está o no está. La autonomía, es algo que “conquista”, cada uno. Podríamos, decir, sin cambiar el sentido de “conquista”; se crea desde la libertad de conciencia de cada uno. 

Razeto describe a la persona autónoma como aquella que es capaz de fijar “sus propios fines, que tiene un proyecto de vida que nace del conocimiento de sí mismo y no de las solicitaciones de su entorno social y cultural”.  

La persona es o no autónoma, si puede o no,  poner la mirada hacia sí mismo; si puede detenerse para reflexionar sobre como ha de ser una vida con significado; si puede decidir y elegir por sí mismo los valores que guiarán su conducta y a partir de ahí, construir un proyecto coherente de vida.  Si puede llevar a cabo ese proceso personalísimo es una persona autónoma.

De modo que la autonomía, que es una cualidad o capacidad indispensable para la construcción de la nueva civilización, se corresponde armónicamente con la “actitud” del ocio. Esta capacidad de vivir con “autonomía”  es la que se vivencia por medio del “ocio creador” en su máxima expresión. Ese es el tipo de ocio que nos lleva a la introspección y la renovación para darle pleno significado a la vida, pero sin pensar en satisfacer las expectativas que los demás puedan tener sobre la persona.   

Examinemos ahora el concepto de Solidaridad como Factor Económico para compararlo o relacionarlo con el concepto de ocio. 

Merece destacarse lo que implica elevar el Factor C  a categoría económica, no en papel, sino en la realidad social y económica:

  • Incremento y perfeccionamiento de los nexos de amor y solidaridad
  • Acumulación de amor
  • Perfeccionamiento de los vínculos solidarios
  • Búsqueda del mayor beneficio comunitario y social, en relación con los sacrificios personales y colectivos del grupo solidario que forma dicha empresa

Advierte Razeto, que son muy pocas las empresas que logran este nivel de desarrollo del Factor C. Reconoce también, que aún en esos pocos casos, de ningún modo podemos esperar que sea un  modelo perfecto y puro. Pero, establece que cuando la empresa solidaria ha logrado llevar el  Factor C a Categoría Económica, es que se logra la máxima expresión de la Solidaridad como fuerza transformadora.  

Destaca Razeto que en cualquier lugar o circunstancia en que una comunidad se organiza como unidad productiva, o sea, para realizar actividades económicas en vista de valorizar y perfeccionar los vínculos comunitarios, se encuentra allí “en formación la categoría comunitaria”. 

Igualmente, ocurre en empresas inicialmente organizadas por otras categorías, pero en la que el “Factor C” va teniendo una presencia significativa y creciente. Este Factor C presente y en crecimiento es la semilla que eventualmente podría convertirse en la hermosa flor  de la justicia, la paz, la convivencia y la felicidad de todos, si se logra convertir el Factor C en categoría económica. La posibilidad de levantamiento del Factor C a categoría económica, entiende Razeto,  es mucho mayor en el caso de las empresas que se organizan bajo la categoría “trabajo”. 

En resumen, el incremento y perfeccionamiento de los vínculos de amor es el fin último de una empresa solidaria. Esa es la racionalidad o fin que define a una Empresa que ha elevado la Solidaridad a categoría económica organizadora. Esa es la misma finalidad que conlleva una vivencia de ocio humanista u ocio creador. 

INTEGRACIÓN DEL CONCEPTO OCIO CREADOR Y EL FACTOR COMUNIDAD COMO CATEGORÍA ECONÓMICA ORGANIZADORA

Del estudio del concepto ocio, previamente analizado y de los conceptos claves de la Teoría Económica Comprensiva en la que se establece que la expresión plena de una empresa solidaria ocurre cuando la racionalidad de la empresa es el incremento y acumulación del amor y del perfeccionamiento de los vínculos comunitarios, es inescapable concluir que el desarrollo del Factor C - Solidaridad/Comunidad de empresa solidaria -, se nutre, complementa y fortalece por medio de experiencias o vivencias auténticas de ocio creador y humanista.  

En la obra cumbre de Manuel Cuenca Cabeza, titulada Pedagogía del Ocio: Modelos y Propuestasdeclara que:  

“el valor central en la vivencia de un ocio humanista es la dignidad de la persona; y de el se desprenden los demás valores relacionados con los principios básicos en los que sustenta el modelo. Consideramos que el ocio es un valor en si mismo, pero también un valor subordinado a otros más amplios como la felicidad o la auto-realización de la persona”. 

Aplicando los conceptos previamente examinados nos preguntamos: ¿cuál es el recurso desde el cual emerge el deseo y la voluntad de una persona y de un grupo para  organizarse libre y voluntariamente, no meramente para satisfacer necesidades materiales sino para incrementar y perfeccionar los nexos de amor entre las personas? 

Damos por respuesta lo mismo que afirmó  Aristóteles:  “ en el principio de toda buena acción está el ocio”.  

Por eso consideramos al ocio como un  recurso capital e indispensable que alimenta o nutre a esa solidaridad que, cuando se eleva a categoría económica dentro de una empresa,  posibilita la construcción  de una institución sublime que va mucho más allá de crear la riqueza que satisface necesidades básicas o materiales de sus miembros y de la comunidad a la que sirve, sino que es una empresa que persigue como riqueza el fortalecimiento de  los nexos de amor entre las personas, comunidades y naciones.    

LA RESIGNIFICACIÓN DEL OCIO PARA QUE SEA ENERGÍA TRANSFORMADORA PARA UNA NUEVA CIVILIZACIÓN.

Razeto  afirma que “una nueva civilización empieza con re-significar nuestra vida personal, nuestro trabajo, consumo, estudio, diversión, actividades sociales, etc. El ocio no puede escaparse de ese ejercicio de “re-significación” para alinearlo a los fines de una Economía Solidaria.    

Afortunadamente Christianne Gomes, publicó en el 2014  un artículo titulado “El ocio y la recreación en las sociedades latinoamericanas actuales” y da cuenta que ese proceso de resignificación del ocio  está en marcha.  

Destaca dicho autor lo siguiente:  

“cada vez son más los estudios e intervenciones en el campo del ocio y de la recreación que precisan considerar la búsqueda de alternativas para enfrentar situaciones complejas como las desigualdades sociales, la precarización del trabajo, el descuido de los derechos sociales, los conflictos armados, la marginalización y las distintas formas de violencia que marcan profundamente toda la región latinoamericana,  entre muchas  otras.”

Rodrigo Elizalde en un excelente artículo titulado “Resignificación del ocio: aportes para un aprendizaje transformacional” reflexiona sobre la necesidad de resignificar el ocio. 

Dicho autor postula que un “ocio contrahegemónico”, podrá ayudar a mudar muchos de los anti-valores imperantes en la actualidad tales como: el individualismo, la fragmentación social, el hedonismo exacerbado y auto-referido, la apatía, el desinterés por los otros, la falta de solidaridad y la ausencia de pensamiento crítico.”

Afirma Elizalde  que el campo del ocio, desde una visión resignificada y satisfecho sinérgicamente, aportará a las personas el desarrollo de las siguientes capacidades:  

“la posibilidad de pensar en una vida diferente (individual y colectiva), la posibilidad de pensar críticamente las sociedades actuales, y a encontrar soluciones innovadoras para enfrentar el hiperconsumo, alienación y pérdida de sentido e identidad, enajenación y despersonalización, así como la baja autoestima y subvaloración de sí mismo, desprecio del propio contexto social local y perdida de un sentido existencial más trascendente.” 

Al profundizar en este tema del ocio y al compararlo con  los conceptos claves de la Teoría Económica Compresiva es forzoso concluir que cualquier proyecto dirigido hacia la búsqueda de una sociedad más horizontal y  con menos desigualdad deberá incluir la educación del ocio y el acceso a experiencias de ocio y recreación con la debida resignificación que sea necesaria. 

El ocio creador y humanista lo proponemos aquí como  uno de los puntales para lograr esa transformación de la mente y el corazón humano  que luego, sin duda alguna, repercutirá en la transformación virtuosa de la sociedad.   

El ocio es la experiencia necesaria para  crear y activar la brújula que nos permitirá  trazar el rumbo y navegar con sentido y propósito en nuestra vida, pero sobretodo, para vivir ese descanso que describe  Marc Fumaroli  “en el que la vista se posa en las cosas y los seres, y que descubre lo cercano y el horizonte.”

 

[1]                Eduardo Quijano es Juris Doctor - Universidad de Puerto Rico, Máster en Turismo Sostenible, Universidad de Cooperación Internacional; Diploma de Estudios Avanzados en Turismo, de la Universidad Antonio de Nebrija, España. Es Co-Fundador de la Mesa de Transformación Social Puerto Rico 4.0.