FUNDARÉIS AL HOMBRE EN EL NIÑO
Por esto hice venir a los educadores y les dije:
—No estáis encargados de matar al hombre en los pequeños, ni de transformarlos en hormigas para la vida en el hormiguero. Porque poco me importa que el hombre esté más o menos colmado. Lo que me importa es que sea más o menos hombre. No pregunto primero si el hombre será o no feliz, sino qué hombre será feliz. Y poco me importa la opulencia de los sedentarios saciados, como del ganado en el establo.
“No lo colmaréis de fórmulas vacías; sino de imágenes cargadas de estructuras.
”No los llenaréis de conocimientos muertos. Sino que les forjaréis un estilo para que puedan asir.
”No juzgaréis de sus aptitudes por su aparente facilidad tal o cual sentido. Porque quien va más lejos y logra mayor éxito es el que más ha trabajado en contra de sí mismo. En primer lugar, pues, tendréis en cuenta el amor.
”No insistiréis sobre el uso. Sino sobre la creación del hombre, a fin que éste cepille su tabla en la fidelidad y el honor, y la pula mejor.
”Enseñaréis el respeto, porque la ironía es del cangrejo, y olvido de rostros.
”Lucharéis contra los lazos del hombre con los bienes materiales. Y fundaréis al hombre en el niño enseñándole el cambio en primer lugar; porque, fuera del cambio sólo hay endurecimientos.
”Les enseñaréis la meditación y la plegaria porque con ellas se dilata el alma. Y el ejercicio del amor. Porque, ¿quién lo reemplazaría? Y el amor de sí mismo es lo contrario del amor.
”Castigaréis en primer término la mentira y la delación, que ciertamente pueden servir al hombre y en apariencia a la ciudad. Pero solamente la fidelidad crea los fuertes. Porque no puede haber fidelidad en un campo y no en el otro. El que es fiel siempre es fiel. Y no es fiel quien puede traicionar a su camarada de labor. Necesito una ciudad fuerte, y no asentaré su fuerza en la podredumbre de
los hombres.
”Enseñaréis el gusto por la perfección porque toda obra es una marcha hacia Dios y no puede acabarse sino con la muerte.
”No enseñaréis en un principio el perdón y la caridad. Porque podrían ser mal comprendidos y ser mero respeto por la injuria y la úlcera. Pero enseñaréis la maravillosa colaboración de todos a través de todos y a través de cada uno.
Entonces el cirujano se apresurará a través del desierto para reparar la simple rodilla de un peón. Porque se trata de un vehículo. Y ambos tienen el mismo conductor.
(De la Nota 25)