ESTACIÓN DIECISÉIS - HIPER-CRÍTICOS, EXTREMISTAS Y VIOLENTOS

ESTACIÓN DIECISÉIS

HIPER-CRÍTICOS, EXTREMISTAS Y VIOLENTOS


Nuestro próximo destino lo encontramos cruzando el círculo hasta la otra orilla, donde había una cascada que hacía saltar un agua sucia desde enormes peñascos hasta rebotar en la tierra, formándose a partir de allí un río negruzco.

Enfilamos por la orilla de su caudal, siendo éste un sendero muy diferente a los que habíamos hasta ahora recorrido. Así llegamos a una laguna gris y cenicienta donde desembocaba el río.

Y como estaba resuelto a fijar mi atención en todo lo que se nos presentara, y si bien opacaba la vista un vaho espeso, pude distinguir innumerables sombras varadas en aquellas aguas pantanosas, de hombres y mujeres, jóvenes la mayoría, que estaban allí enteramente desnudas.

Sus semblantes expresaban furias terribles. Entre ellos se daban golpes con todo lo que podían, con los puños, con los pies, con los pechos, con la cabeza, y apenas se les ofrecía la ocasión, también feroces mordiscos desgarrándose unos a otros.

Percibiendo Dante mi desconcierto ante tal espectáculo, me habló así:

Hijo mío, esas que ves ahí son las sombras de hombres y mujeres que en sus vidas estuvieron dominados por el odio y la ira. Son los indignados, los furiosos, los coléricos, los rabiosos, que encontraban despreciable y digno de ser destruido todo lo que sucedía en las sociedades en que vivieron.

 

Peregrinación 16 Guayasamín Grito

 

Estaban contra el sistema, contra la sociedad, contra el mercado, contra el Estado, contra las religiones, contra las donaciones, contra las cooperativas, contra los sindicatos, contra los partidos, contra las comunidades, contra las escuelas, contra las academias, incluso contra las ciencias y la cultura.

Y como eran tan radicalmente críticos y extremistas, se ponían unos contra otros, pues incluso entre ellos mismos no se soportaban, no tolerando disidencias y matices que pudieran diferenciarlos.

Por lo cual, fácilmente atacaban a quienes se alejaran aunque fuera tímidamente de sus ideas y combates, llamándolos traidores, renegados, corruptos, entregados al enemigo, y acusaciones semejantes.

Así es que en este valle de las sombras continúan litigando, enfrentándose, indignados, iracundos, despedazándose unos a otros, pues nada bueno son capaces de reconocer ni siquiera en sí mismos. E igual como allá en la tierra, mientras más violentos se ponen, más represión reciben”.

Me detuve a observarlos, pues el espectáculo que daban era tan desgarrador cuanto fascinante.

Pero de pronto detuvieron las luchas intestinas que los anulaban, y cubriendo sus rostros con negras capuchas comenzaron a tirar piedras, fierros y bombas incendiarias en todas las direcciones.

Inesperadamente, el resultado muy lamentable era que sus proyectiles se desplazaban como bumeranes que después de recorrer algunos metros en dirección a sus objetivos, cambiaban la trayectoria y se volvían contra los mismos que los habían lanzado, terminando sobre sus cabezas, pechos y miembros.

Así, con el dolor renovado por los nuevos golpes recibidos, aullaban como hienas hambrientas, cada vez más furiosos, alzando los brazos y las miradas iracundas contra el cielo, contra los supuestos enemigos que tenían al frente, y contra ellos mismos, después de lo cual comenzaban nuevamente a golpearse, a morderse, y a gritarse unos a otros acusaciones y consignas que yo no alcanzaba a entender.

 

Peregrinación 16 Guayasamín pintura herir

 

Observar aquél espectáculo lamentable hizo que me sintiera compungido, porque entre las sombras allí condenadas reconocí algunos rostros de personas cuyas luchas sociales y políticas yo mismo, cuando joven, había apreciado.

Siempre atento a mis dudas, preguntas, silencios, ansiedades y estados de ánimo, el Maestro Dante me preguntó qué me inquietaba y por qué me encontraba meditativo.

Cuando estudiantes – le dije – nos enseñaron el pensamiento crítico y nos orientaron al desarrollo de una conciencia crítica. Observo ahora que varios compañeros de estudios se encuentran castigados en esta cavidad, aparentemente por haber ejercitado de modo extremo esa forma de conciencia. Esto me inquieta y confunde.

Me sentí como si hubiera vuelto a las aulas cuando el Maestro me explicó que el análisis crítico de las estructuras deficientes es un momento necesario del proceso de transformación. Que sin la conciencia de las crisis y de las injusticias, contradicciones y deficiencias de lo existente, no hay motivaciones ni razones para emprender los cambios.

Pero – agregó – la crítica no debe traducirse en una acción destructiva. Una vez que se ha efectuado la crítica y que se ha tomado conciencia de la necesidad de transitar hacia nuevas realidades, es necesario pasar a la actividad constructora de lo nuevo, emprender la obra transformadora y creativa.

En esta actividad creativa y constructiva se requiere una nueva actitud. Es preciso enfocarse en el descubrimiento y elaboración de las ideas nuevas, de las iniciativas, organizaciones y obras que puedan ser portadoras, aunque sea de modo incipiente o como en embrión, de las realidades, estructuras y procesos que vengan a suplantar a las que hay que abandonar.

Y sobre esas ideas, iniciativas y organizaciones emergentes, es inútil y contraproducente que se continúe desplegando el mismo espíritu crítico que ha sido necesario para desprenderse de lo injusto, nocivo y contradictorio que se quiere transformar y dejar atrás.

Es ahora el momento de prestar atención especial a los aspectos positivos de las personas, comunidades y organizaciones; a las iniciativas que crean lo nuevo, a las obras y realizaciones que parezcan portadoras de valores positivos, por pequeñas que sean; a las ideas que indican y prefiguran las formas y contenidos emergentes.

Y en este contexto, convendrá desconfiar de las opiniones desesperanzadoras e hipercríticas, que desmovilizan y paralizan”.

 

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Recordé, y le conté a mi Maestro, que en una visita a una Cooperativa de trabajadores que realicé con un grupo de estudiantes, nos explicaron las formas de participación, de organización del trabajo y de distribución de las utilidades, que practicaban en esa organización

Algunos compañeros del grupo, con una visión ideológica muy radicalizada, durante la visita y en una reunión posterior en que la analizamos, se dedicaron a cuestionarlo todo, resaltando los aspectos negativos que pudieron observar, y otros que imaginaban o sospechaban.

Sostenían que el capitalismo estaba escondido en cada aspecto; que detrás del sistema de autogestión había una conducción burocrática; que el hecho de que hubiera dirigentes era de por sí cuestionable; que como la cooperativa tenía éxito y obtenía utilidades era seguro que había allí explotación del hombre por el hombre; que no era posible dentro del 'sistema' la existencia de una empresa genuinamente solidaria, y otras críticas por el estilo.

Algunos años después tuve ocasión de comprobar que esos jóvenes que parecían tan idealistas y que exigían que las organizaciones fueran perfectas para creer en ellas, se habían insertado pasivamente en el sistema, no mantenían sus ideales de juventud, y operaban acomodados en cargos políticos.

En efecto – acotó el Maestro –, también yo pude comprobar en mi tiempo que las posiciones más extremas entusiasman por un breve tiempo, pero a la larga son desmovilizadoras.

Cuando se cree que, para que sea efectivo y valedero, el cambio debe ser total, completo y abarcar ahora mismo, rápidamente, a toda la sociedad y a todos los individuos, se llega fácilmente a criticar y a descartar todas las iniciativas, todos los procesos, todas las experiencias, puesto que ninguna organización ni persona puede lograr una transformación global y en breve tiempo.

La crítica es necesaria, y sin ella se permanece en el conformismo y en la pasividad. La crítica ha de ser profunda, verdadera, penetrante. Pero una vez realizada, es necesario trascenderla mediante la propuesta de aquello que perfeccione, o transforme o reemplace la realidad negativa criticada, y que lo nuevo que se proponga sea clara y decididamente mejor o superior a la idea o realidad criticada.

Y en esto de encontrar las soluciones y caminos nuevos, es de la mayor importancia prestar cuidadosa, atenta y amorosa valoración de las iniciativas emergentes, de lo que nace desde los márgenes y que es todavía pequeño y frágil, pero en lo cual pueden vislumbrarse en pequeña escala, las respuestas portadoras del futuro deseado que se comienza a construir o que empieza a brotar.”

Aclaradas así mis dudas, y ya cansados de observar los espectáculos que se repetían una y otra vez en esos grupúsculos hiper-críticos, nos alejamos en busca de la siguiente cavidad.

 

Luis Razeto

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