LA HERMANA MELANCOLÍA

texto

de Amado Nervo

En el convento vivía 
una monja que pasaba 
por santa, y que se llamaba 
la hermana Melancolía: 
fruto de savia tardía 
que olvidó la primavera, 
su rostro de lirio era, 
y sus pupilas umbrosas 
dos nocturnas mariposas 
en ese lirio de cera.

Nadie la vio sonreír, 
porque quiso, en su entereza, 
ennoblecer de tristeza 
la ignominia de vivir; 
tan sólo cuando al morir, 
miró a la faz del Señor, 
arrojando su dolor 
como se arroja una cruz, 
mostró en la frente la luz 
de un relámpago de amor.

Y aquella monja sombría, 
que nunca se sonrió, 
cuando en su cripta durmió 
sonreía, sonreía ... 
Hermana Melancolía: 
dame que siga tus huellas, 
dame la gloria de aquellas 
tristezas, ¡oh taciturna! 
Yo soy un alma nocturna
que quiere tener estrellas.