de Enrique Díez – Canedo
Triunfan en tu cuerpo todos los pecados,
son tus labios rojos flores de mentira.
Son simas de orgullo tus ojos rasgados,
tus palabras roncas, torrentes de ira.
Tenazas de gula son tus dientes blancos.
Tus pechos, almohadas para la pereza.
Y en tu vientre núbil y en tus firmes flancos,
la sierpe lujuria yergue la cabeza.
No están los estigmas del sábado impresos
en tu faz de virgen con que atraes y engañas;
mas tu lengua sabe satánicos besos
y el amor de chivo quema tus entrañas.
Vas al aquelarre donde clama y brinca
tropel monstruoso. Tu sola presencia
lo para, y sus dardos en tu cuerpo inca
de la obscena turba la concupiscencia.
Y al llegar el día te truecas en gata
de ojos verdes, alba piel y finas uñas;
y al que a tu misterio de acercarse trata,
le halagas primero, después le rasguñas.