texto
de Amado Villar
Así te quiero, guitarra,
trasnochadora y desnuda,
revuelta la cabellera
y afinada la cintura.
Vengan a saber de amores
el silencio y la penumbra,
mientras duermen las veletas
y los gallos echan plumas.
Aunque sea medianoche,
me parece que madruga,
sin otros despertadores
ni luces que tu hermosura.
¡Abre pronto la ventana,
guitarra loca de músicas
y flores encarceladas
entre seis rejas oscuras!