TUÉRCELE EL CUELLO AL CISNE

texto

de Enrique González Martínez

Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente; 
él pasea su gracia no más, pero no siente 
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.

Huye de toda forma y de todo lenguaje 
que no vayan acordes con el ritmo latente 
de la vida profunda... y adora intensamente la vida, 
y que la vida comprenda tu homenaje.

Mira al sapiente búho cómo tiende las alas 
desde el Olimpo, deja el regazo de Palas 
y posa en aquel árbol el vuelo taciturno...

Él no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta 
pupila, que se clava en la sombra, interpreta 
el misterioso libro del silencio nocturno.