Con el término mercado la teoría económica designa la organización concreta de los intercambios de bienes y servicios entre vendedores y compradores, conforme a un determinado sistema de precios, en una sociedad determinada; dicho mercado está constituido por muchos mercados conectados entre sí que se refieren a los distintos bienes, servicios y factores productivos.
Una redefinición del término mercado, a la luz de la economía comprensiva, lleva a concebirlo no sólo como la organización de las relaciones de intercambio entre empresarios y consumidores, ni simplemente como el “mecanismo” de asignación de recursos y distribución de ingresos y de coordinación de decisiones económicas, sino más concretamente, como todo el complejo sistema de interrelación y de relaciones de fuerza entre todos los sujetos, individuales y colectivos (empresas, instituciones, negocios, organismos públicos, asociaciones privadas, organizaciones y grupos intermedios, familias, personas, etcétera), que ocupan diferentes lugares en la estructura económico-social, que cumplen distintas funciones, y que participan con diversos fines e intereses en un determinado circuito económico relativamente integrado, o sea, que forman parte de una cierta formación económico-política en relación a cuyos procesos de producción y distribución persiguen la satisfacción de sus necesidades e intereses.
Es un sistema de relaciones de fuerza porque los sujetos individuales y colectivos que forman parte del mercado, despliegan sus propias fuerzas y poderes, y luchan y compiten entre sí, con el objeto de participar de los bienes, servicios y factores disponibles, en la forma más amplia y conveniente que les sea posible. En el proceso de esta lucha y competencia, los distintos sujetos pueden operar independientemente o asociarse, establecer alianzas, buscar protecciones, actuar correctamente, engañar o hacer trampas. La lucha se extiende también a nivel internacional, cuyo comercio y relaciones de intercambio expresan también la interacción y las relaciones de fuerzas entre los Estados y los diferentes grupos nacionales.
Así entendido, todo sistema económico constituye un mercado, que puede estar organizado en distintas formas: con mayor o menor control e intromisión del Estado, con mayor o menor libertad de iniciativa individual, con mayor o menor igualdad social, con procedimientos más o menos racionales de planificación, con procedimientos progresivos o regresivos de distribución de la riqueza, con distintos grados de concentración oligárquica o de participación democrática, con distintos niveles de autonomía de los diversos actores económicos y sociales. Con mayor o menor predominio y presencia de capital, trabajo, tecnología, poder público, etcétera. Pero en ningún caso se trata de un “mecanismo automático objetivo” sino siempre de relaciones de fuerza entre sujetos sociales activos.