Empresa

Descripción

Sintéticamente y en términos estrictos, la empresa es una organización de personas, recursos y actividades con fines económicos. Es una unidad económica de producción de y/o servicios en la cual, organizando los factores humanos, materiales y financieros de manera eficiente, se busca obtener beneficios o ganancias. La empresa puede asumir múltiples formas organizativas.

En lenguaje convencional, la empresa es el agente económico o unidad autónoma de control y decisión que al utilizar insumos o factores productivos los transforma en bienes y servicios o en otros insumos.

En la economía convencional se define la empresa como la organización básica del sistema económico que, mediante una determinada combinación de capital y trabajo, permite y garantiza a los titulares la unidad de gestión de un conjunto de actividades económicas de producción, adquisición, venta y consumo de bienes y servicios, con el fin de obtener de ello una ganancia.

Desde la economía comprensiva se formula un concepto de empresa que no sólo sea formalmente amplio sino que, además, explícitamente contenga la variedad de los nexos posibles entre los elementos que la constituyen y las diversas lógicas de comportamiento racional que de ello derivan.

Una empresa es una realidad compleja. En ella se combinan siempre elementos económicos, técnicos, sociales, jurídicos, políticos y culturales, constituyendo en su conjunto una totalidad estructurada. En cada empresa participan una, varias, o numerosas personas que cumplen funciones distintas contribuyendo todas a una operación de conjunto. En la empresa se realizan variadas actividades, articuladas mediante una organización y encaminadas hacia determinados objetivos.

Los objetivos de una empresa suelen ser múltiples y de varios niveles, como ejemplo: obtener beneficios económicos para sus miembros, para sus organizadores y dirigentes, para la comunidad circundante, para la sociedad toda; producir determinados bienes y servicios y controlar una parte del mercado; desarrollar innovaciones tecnológicas; perfeccionar la fuerza de trabajo de sus integrantes; influir sobre la sociedad en aspectos políticos y culturales, etc. Además de los objetivos comunes o generales de una empresa, cada integrante de ésta se propone alcanzar objetivos particulares, que cubren la más amplia gama de posibilidades, relacionados con los intereses y las funciones que tenga.

Se encuentra así que, para toda empresa cualquiera sea su tipo y las formas que adopte, hay un conjunto de elementos o aspectos que comparten, así como otro conjunto de elementos que las diversifican:

 

  • Elementos comunes a toda empresa

 

La economía comprensiva formula en términos generales y con una consideración esquemática del asunto, lo que se puede observar que es común a toda empresa:

 

El ser una organización (de sujetos, fuerzas, actividades, conocimientos, cosas, etc.) que funciona como una unidad integrada, para la consecución de determinados fines u objetivos que interesan a la organización como tal y en alguna medida, a todos sus integrantes. Ello implica que en toda empresa existe alguna forma o sistema de autoridad y dirección (adopción de decisiones y mecanismos para su ejecución) y alguna diferenciación de funciones y división del trabajo.     

 

  1. El tener como objetivo la obtención de beneficios económicos y el disponer racionalmente los medios apropiados para alcanzarlos. En otras palabras, cualquiera sea el tipo de empresas, siempre buscan obtener beneficios y utilidades en cuanto organización, además de los objetivos que persigan sus miembros. Por cierto, distintos pueden ser los beneficios y utilidades que se persigan, y quienes se apropien mayormente de ellos. Además, toda empresa tiene una racionalidad o lógica operacional, o sea, opera racionalmente organizando del mejor modo que pueda los medios disponibles para que los beneficios perseguidos se logren. Las racionalidades y lógicas operacionales de las empresas son también diferenciadas.  
     
  2. El estar constituida por un conjunto de factores productivos o elementos que hacen algún aporte o contribuyen de algún modo a la operación económica y a la generación de los beneficios buscados, y por un conjunto de relaciones que ligan económica, institucional y tecnológicamente dichos elementos configurando la compleja organización empresarial.
     
  3. El realizar las actividades económicas fundamentales de producción, circulación y consumo. Por cierto, tales actividades deben ser entendidas en sentido amplio: producción, que incluye la combinación y organización de los factores y su operación en orden a la elaboración de bienes y servicios económicos; circulación, que comprende todos los movimientos o flujos de bienes económicos, la asignación de recursos y factores y la distribución de bienes, valores y beneficios obtenidos, entre distintas personas o grupos, dentro de la empresa o fuera de ella; y consumo, que puede referirse tanto a los recursos e insumos como a los bienes y servicios producidos, y que consiste en su utilización en orden a la satisfacción de las necesidades, aspiraciones y deseos de los sujetos económicos.  

 

La consideración de estos cuatro aspectos constitutivos comunes a todas las empresas permite identificar la existencia de una realidad empresarial en organizaciones y unidades sociales que no siempre son reconocidas como tales en el lenguaje corriente y que la disciplina económica convencional tampoco reconoce en todos los casos. Por ejemplo, una unidad familiar o una determinada comunidad serán verdaderas empresas o unidades económicas cuando en ellas se den los cuatro aspectos señalados.                                      

 

  • Criterios de distinción entre las empresas

 

Las diferencias entre las empresas pueden verificarse en distintos niveles y aspectos. Desde la economía comprensiva  se identifican aquellos aspectos de distinción que más profundamente inciden sobre las estructuras, racionalidades, objetivos, modos de operación y comportamiento de las empresas. Con tal propósito se utilizan cuatro criterios para distinguirlas; constituyendo cada uno de ellos una vía de acceso a la comprensión de los principales tipos de empresa, pero sólo la consideración conjunta de los cuatro permite identificar con exactitud sus racionalidades particulares

 

  1. El primer criterio se refiere a la identidad de los sujetos organizadores de las empresas. Sea cual sea, el sujeto organizador determina el modo como se definen y conciben los objetivos económicos de la empresa, y tiene implicaciones relevantes sobre la estructura, el modo de funcionamiento y la lógica operacional de distintos tipos de empresa (este es el criterio esencial de “las categorías o factores organizadores”).
     
  2. Un segundo criterio se refiere a los nexos entre los sujetos de la actividad económica, tanto al interior de cada empresa como en las relaciones de éstos con terceros; nexos que se establecen a partir de los flujos de bienes y servicios económicos, y que determinan los modos y grados de integración y de conflicto en las empresas, sus sistemas de asignación y distribución de las aportaciones, retribuciones y beneficios, el modo en que se articulan en la empresa las actividades de producción, distribución y consumo (este es el criterio esencial de “las relaciones económicas”).     
     
  3. Un tercer criterio se refiere a las relaciones que ligan a los sujetos (organizadores y organizados) con los medios de producción y con la empresa misma; relaciones que son, básicamente, las de dominio (propiedad y gestión de los factores y medios de producción), y las constitutivas de la sociedad u organización social que sostiene la actividad económica (este es el criterio esencial de “las relaciones institucionales”).

Un cuarto criterio se refiere a las relaciones que conectan técnicamente a los diferentes factores, funciones y actividades que participan en la operación de la empresa y que inciden sobre su tamaño, tecnología, productividad, etc. (este es el criterio de “las relaciones tecnológicas”).

Letra del índice
E