EL FANGO TRANSFORMADO EN VIRTUD - Antoine de Saint-Exupéry

EL FANGO TRANSFORMADO EN VIRTUD.

 

Y me acordaba de las palabras de mi padre:

—La virtud es perfección en el estado de hombre y no ausencia de defectos. Si quiero construir una ciudad, tomo el hampa y la canalla y las ennoblezco con el poder. Les ofrezco otras embriagueces distintas a la embriaguez mediocre de la rapiña, de la usura o el estupor. He aquí que construyo con sus brazos raquíticos. Su orgullo se transforma en torres y templos y murallas. Su crueldad se convierte en grandeza y rigor de la disciplina. Y he aquí que sirven a una ciudad nacida de ellos mismos y en la cual se han cambiado en sus corazones. Y morirán en sus murallas para salvarla. Y no descubrirán en ellos más que virtudes esplendorosas.

”Pero tú, a quien desagradan la potencia de la tierra, la grosería del humus y su podredumbre y sus gusanos, pides al hombre en primer lugar que no sea, y que no tenga olor. Censuras en ellos la expresión de su fuerza. Y colocas los inmaculados a la cabeza de tu imperio. Y persiguen el vicio, que es potencia sin empleo. Es la potencia y la vida lo que persiguen. Y a su vez se vuelven guardianes de museo y velan un imperio muerto…

—El cedro -decía mi padre - se nutre del fango del suelo, pero lo muda en follaje espeso que se nutre del sol.

—El cedro -decía otra vez mi padre - es la perfección del fango. Es el fango transformado en virtud. Si quieres salvar tu imperio, cree en su fervor. Drenará las agitaciones de los hombres. Y los mismos actos, las mismas agitaciones, las mismas aspiraciones, los mismos esfuerzos, construirán la ciudad en lugar de destruirla.


(De la Nota 16)