LA CONEXIÓN PERSONA – HUMANIDAD - Luis Razeto

LA CONEXIÓN PERSONA – HUMANIDAD

 

Esta reflexión surge desde dos preguntas fundamentales e inevitables:

1.  ¿Por qué es importante para cada persona, para el desarrollo personal de cada uno de nosotros, para mí en lo más íntimo de lo que soy, el desarrollo económico, político, cultural de la sociedad?

2.  ¿Por qué es importante para la sociedad mi propio desarrollo moral, afectivo, intelectual y espiritual, el desarrollo personal de cada uno?

A la primera pregunta respondo diciendo que en una sociedad donde hay mucha pobreza, grandes desigualdades, graves injusticias, las personas estamos severamente limitadas en nuestro desarrollo moral, afectivo, intelectual y espiritual. Estamos demasiado condicionados por las estructuras económicas y políticas, disminuidos en nuestras capacidades, reducidos en nuestra libertad, acosados por los problemas, temerosos de las amenazas y agresiones, poco dispuestos a compartir solidariamente y a convivir en paz, desmotivados moral, intelectual y espiritualmente.

A la segunda pregunta respondo diciendo que si las personas somos egoístas, escasamente afectuosas, con bajos niveles de conciencia, reducida formación intelectual, escaso y sesgado conocimiento de la realidad, moralmente mediocres y espiritualmente subdesarrollados, la sociedad que formamos no puede sino ser injusta, inequitativa, desigual, conflictiva y desintegrada, amenazante y agresiva, marcada por la competecia exacerbada y por los afanes individuales y grupales de riqueza y de poder.

Por eso, por mi propio bien, por el bien de cada uno de nosotros, y de la sociedad en su conjunto, es necesario que busquemos nuestro desarrollo personal, afectivo, intelectual, moral y espiritual, y en conexión con ello que trabajemos para crear una economía solidaria, una política integradora, una cultura de bien, de belleza y de verdad, en síntesis, una nueva y superior civilización.

Una vez que hemos comprendido que hay una estrecha e íntima conexión entre el desarrollo, la transformación y el perfeccionamiento personal (moral, afectivo, intelectual y espiritual) y el desarrollo, la transformación y el perfeccionamiento de la sociedad (económico, político y cultural), nos surgen dos nuevas y muy esenciales preguntas:

1.  ¿Qué implicaciones y consecuencias tiene, para el trabajo y la acción por el cambio social, la conexión que en ello ha de establecerse y mantenerse con el desarrollo personal?

2.   ¿Qué implicaciones y consecuencias tiene para el desarrollo personal, la conexión que éste debe establecer y mantener con el trabajo y la acción social transformadora?

Respecto a la primera pregunta destaco tres aspectos. El primero, en cuanto a las motivaciones para luchar e impulsar la acción social transformadora, es bastante obvio que implica su elevamiento y purificación moral. Se comprende, en efecto, que el trabajo y la acción por una sociedad más justa y solidaria debe desprenderse y superar toda posible contaminación con la envidia, el odio y la búsqueda del poder, y desplegarse en cambio motivada por el amor y la fraternidad universal.  El segundo, en cuanto a las formas de organización y las estrategias de la acción transformadora, se comprende que deben ser coherentes con los fines y los valores superiores que se intenta lograr con el cambio social: justicia social, solidaridad humana, libertad personal. El tercero, el cuanto al proyecto o el modelo de sociedad que se busca construir, que ha de ser tal que favorezca realmente el desarrollo moral, afectivo, intelectual y espiritual de las personas. (Por eso hablamos de crear una civilización de personas creativas, autónomas y solidarias, organizada como una gran comunidad de pequeñas comunidades integradas).

Respecto a la segunda pregunta destaco un elemento que me parece esencial y decisivo, a saber, que la búsqueda del desarrollo y perfeccionamiento moral, afectivo, intelectual y espiritual (que es también la búsqueda de la propia felicidad), no será genuina ni verdaderamente lograda si se desentiende de los problemas sociales y se desconecta de la acción tendiente a superar las injusticias y opresiones que afectan a muchos de nuestros hermanos, o más exactamente, que nos afectan a todos. Han de ser una moral, una cultura, una ciencia y una espiritualidad comprometidas con el bien, la verdad, la belleza y la unidad, pero vividas no sólo personalmente sino compartidas socialmente, y buscando permanentemente que permeen la vida, la organización y las instituciones colectivas.

Luis Razeto

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