ÍNTIMA

texto

de Benjamín Taborga

Hoy se fue. Yo la amaba. No era buena.
"Bien -pensé neciamente- que la hiena
se vuelva para siempre a su zahurda.
Ahora venga la paz, la paz serena..."
Pero lo que ha venido es una pena
desoladoramente absurda...