EXTASIS

texto

de Ismael Enrique Arciniegas

Leía y meditaba. Era la hora
en que el alma en la carne se agiganta.
El sol caía en la naciente sombra;
la tarde se apagaba.

Meditaba, y mi espíritu subía,
subía como al cielo se alza el águila;
me asomé al infinito, y vi tinieblas,
y me perdí en la nada.

Sentí hervidero de astros en la sombra,
y pregunté al vacío ¿dónde se halla
esa luz creadora que los mundos
de entre el caos levanta?

Y subía, y subía... Lo impalpable
a mis ojos abríase sin vallas;
y en la sombra, sondando lo infinito,
mi espíritu flotaba.

De repente la luna alzó su disco.
Brotaron las estrellas a miriadas;
y la noche me habló con su silencio,
¡Y Dios habló a mi alma!