de Augusto Winter
Reina en el lago de los misterios tristeza suma:
los bellos cisnes de cuello negro de terciopelo
y de plumaje de seda blanca como la espuma,
se han ido porque del hombre tienen recelo.
Aún no hace mucho que sus bandadas eran risueños
copos de nieve que se mecían con suavidad
sobre las ondas, blancos y hermosos como los sueños
con que se puebla de los amores la bella edad.
Eran del lago la nota alegre, la nota clara
que al panorama prestaba vida y animación,
ya fuera un grupo que en la ribera se acurrucaba
ya una pareja de enamorados en un rincón.
¡Cómo era hermoso cuando jugaban en la laguna
batiendo alas en los ardientes días de sol!...
¡Cómo era bello cuando vertía la clara luna
sobre los cisnes adormecidos su resplandor!...
El lago amaban donde vivían como señores
los nobles cisnes de regias alas; pero, al sentir
como implacables los perseguían los cazadores,
buscaron tristes, donde ignorados ir a vivir.
Y poco a poco se han alejado de los parajes
del Budi hermoso, que ellos servían a decorar,
yéndose en busca de solitarios lagos salvajes
donde sus nidos, sin sobresaltos, poder formar.
Quedaban pocos: eran los últimos, que no querían
del patrio lago las ensenadas abandonar,
sin contagiarse con el ejemplo de los que huían,
confiando siempre de los peligros poder salvar.
Mas, desde entonces, fue su destino, destino aciago,
siendo el objeto de encarnizada persecusión,
vióseles siempre de un lado a otro cruzar el lago
huyendo tímidos de la presencia del cazador.
Al fin cansados los pobres cisnes de andar huyendo,
se reunieron, en una triste tarde otoñal,
en la ensenada donde solían dormirse oyendo
la cantinela de los suspiros del otoñal.
y allí acordaron que era prudente tender el vuelo
hacia los sitios desconocidos del invasor;
yendo muy lejos, tal vez hallaran bajo otro cielo
lagos ocultos en un misterio más protector.
Y la bandada gimió de pena, sintiendo acaso
tantos amores, tantos recuerdos dejar en pos!...
Batieron alas; vibró en el aire fru - fru de raso
que parecía que era un sollozo de tristes adiós! ...
...Reina en el lago de los secretos tristeza suma
porque hoy no vienen sobre sus linfas a retozar,
como otras veces, los nobles cisnes de blanca pluma,
nota risueña que ya no alegra su soledad.
Si por ventura suelen algunos cisnes ausentes
volver, enfermos de nostalgia, por contemplar
el lago amado de aguas tranquilas y transparentes,
lo hallan tan triste que alzando el vuelo no tornan más!...