EL GAUCHO

texto

de Samuel A. Lillo

 

Su padre, un guerrero de testa bravía

de los viejos tercios de Flandes y España;

su madre, una india fornida y huraña

violada en las pieles de su toldería.

 

Cubriole del cielo la enorme arquería,

cantóle el pampero su cántiga extraña,

los tigres le dieron su ardor y su saña,

la pampa infunita, su melancolía.

 

Cuando en su carrera hiere los peñascos,

despierta su potro la inmensa llanura

con el ritmo claro de sus férreos cascos,

 

y, erguida frente, lleno de ardimento,

bajo el sol semeja su rauda figura

un centauro heleno con la crin al viento.